Ciudad
del Vaticano, 26 de octubre de 2015 (Vis).-Esta mañana en la Oficina
de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del
''Llamamiento de los cardenales, patriarcas, obispos y
representantes de las Conferencias Episcopales de las diverssd partes
del mundo a los negociadores de la Cop 21'' (Conferencia de las
Partes sobre el cambio climático) que se desarrollará en París
(Francia), del 30 de noviembre al 11 de diciembre. La iniciativa está
promovida por el Consejo Pontificio Justicia y Paz y se inspira en la
Encíclica Laudato si', del Santo Padre.
Han
participado en la presentación los cardenales Oswald Gracias,
arzobispo de Bombay, India Presidente de FABC (Asia), Rubén Salazar
Gómez,arzobispo de Bogotá, Presidente de CELAM (América Latina),
el arzobispo John Ribat, de Port Moresby, Papúa Nueva Guinea,
Presidente de la Federación de las Conferencias Episcopales de
Oceanía FCBCO y el obispo Jean Kockerols, auxiliar de
Malines-Bruselas (Bélgica), primer vicepresidente de la Comisión de
los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) y, como invitado
especial el profesor Jean-Pascal van Ypersele de Strihou, de la
Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), ex vicepresidente del
Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC).
Antes
del inicio de la Conferencia, el Llamamiento ha sido firmado por
varios representantes del episcopado mundial. El acto ha contado
además con la presencia del cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson
Presidente Consejo Pontificio Justicia y Paz y de Su Beatitud el
cardenal Béchara Boutros Raï,
O.M.M. Patriarca de de Antioquía (Maronitas) y Presidente de
CCPO (Consejo de los Patriarcas Católicos de Oriente) , de los
arzobispo Gabriel Mbilingi, C.S.Sp., (Presidente del Simposio de las
Conferencias Episcopales de África y Madagascar( SECAM) ; y Richard
William Smith, ex presidente de la Conferencia de Obispos Católicos
de Canadá; de los monseñores Duarte Nuno Queiroz de Barros da
Cunha, Secretario General del Consejo de las Conferencias Episcopales
de Europa y Ronny E. Jenkins, Secretario Generale de la Conferencia
de Obispos Católicos de Estados Unidos USCCB ; así como de Bernd
Nilles, Secretario General del CIDSE (Alianza Internacional de los
Organismos Católicos para el Desarrollo).
El
llamamiento, que publicamos a continuación, está dirigido a
aquellos que negociarán la COP 21 en París y en él se les insta a
que trabajen para la aprobación de un acuerdo sobre el clima que sea
justo, legalmente vinculante y motor de un verdadero cambio
transformacional.
''Nosotros,
los Cardenales, Patriarcas y Obispos, en representación de la
Iglesia Católica de los cinco continentes, nos hemos reunido a
instancias del Secretario de Estado de la Santa Sede para expresar,
en nuestro nombre y en nombre de las personas por las que nos
preocupamos, nuestra más sincera esperanza de que se alcance un
acuerdo sobre el clima justo y legalmente vinculante en el marco de
las negociaciones de la COP 21 en París. A continuación detallamos
nuestra propuesta de diez puntos, redactada a partir de la
experiencia concreta de personas de todos los continentes, y basada
en la íntima relación entre cambio climático y la injusticia y
exclusión sociales de los más pobres y vulnerables de nuestros
ciudadanos.
Cambio
climático: retos y oportunidades
En
su carta encíclica, Laudato Si’, dirigida 'a cada persona que
habita este planeta', el Papa Francisco afirma que 'el cambio
climático representa uno de los principales desafíos actuales para
la humanidad’. El clima es un bien común, compartido, de todos y
para todos. El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de
toda la humanidad y responsabilidad de todos .
Hoy
creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es
esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a
todos. Para los creyentes, esto se convierte en una cuestión de
fidelidad al Creador, porque Dios creó el mundo para todos. Por
consiguiente, todo planteo ecológico debe incorporar una perspectiva
social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más
postergados .
Las
consecuencias globales que se derivan de la dramática aceleración
del cambio climático nos obligan a redefinir nuestros conceptos de
crecimiento y progreso. Se trata realmente de una cuestión de estilo
de vida. Resulta imperativo que encontremos una solución que sea
consensuada, teniendo en cuenta la envergadura y la naturaleza global
del impacto del clima. Necesitamos una solidaridad universal nueva,
una solidaridad que sea ''intergeneracional'' y
''intrageneracional''.
El
Papa define el mundo como “nuestra casa común'' y, en el ejercicio
de su custodia, no debemos olvidar que la degradación humana y
social son consecuencias de un medio ambiente deteriorado. Por ende,
hacemos un llamamiento para que se adopte un enfoque ecológico
integral, para que la justicia social se sitúe en el centro de las
preocupaciones, 'para escuchar tanto el clamor de la tierra como el
clamor de los pobres' .
El
desarrollo sostenible debe incluir a los pobres
La
Iglesia, al tiempo que lamenta el dramático impacto del rápido
cambio climático en los niveles del mar, los fenómenos
meteorológicos extremos, el deterioro de los ecosistemas y la
pérdida de biodiversidad, también es testigo de cómo el cambio
climático está afectando, mayoritariamente de forma negativa, a las
comunidades y a los pueblos vulnerables. El Papa Francisco llama
nuestra atención sobre el impacto irreparable del cambio climático
desenfrenado en muchos países en desarrollo de todo el mundo.
Además, el Papa declaró ante la Asamblea General de Naciones Unidas
el que el abuso y la destrucción del medio ambiente son acompañadas
de un proceso incesante de exclusión.
Líderes
valientes dispuestos a adoptar acuerdos aplicables
La
construcción y el mantenimiento de una casa común sostenible
requieren un liderazgo político valiente e imaginativo. Se vuelve
indispensable crear un sistema normativo que incluya límites
infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas.
Estudios
científicos fiables sugieren que la aceleración del cambio
climático es el resultado de la actividad humana desenfrenada,
obsesionada por un determinado modelo de progreso y desarrollo.
Nuestra excesiva dependencia de los combustibles fósiles es la
principal responsable. El Papa y los Obispos Católicos de los cinco
continentes, sensibles a los daños causados, instan a una reducción
drástica de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases
tóxicos.
Nos
unimos al Santo Padre en su exhortación para que se consigan avances
importantes en París, con vistas a alcanzar un acuerdo global y
transformador que cuente con el apoyo de todos, y que esté basado en
los principios de solidaridad, justicia y participación.Este acuerdo
debe poner el bien común por encima de los intereses nacionales. Es
esencial también que las negociaciones desemboquen en un acuerdo
aplicable que proteja nuestro hogar común y todos sus habitantes.
Nosotros,
Cardenales, Patriarcas y Obispos, emitimos un llamamiento general y
presentamos diez propuestas políticas específicas. Instamos a la
COP 21 a que alcance un acuerdo internacional que limite el aumento
de la temperatura global a los parámetros actualmente sugeridos por
la comunidad científica mundial para evitar impactos climáticos
catastróficos, especialmente en las comunidades más pobres y
vulnerables. Reconocemos que existe una responsabilidad común, y al
mismo tiempo diferenciada, de todas las naciones. No todos los países
han llegado al mismo nivel en el espectro del desarrollo, de ahí que
la necesidad de trabajar juntos en un esfuerzo común resulte
imprescindible.
Nuestras
diez propuestas:
1.Tener
en cuenta no solo los aspectos técnicos del cambio climático sino
también, y sobre todo, los aspectos éticos y morales de conformidad
con el artículo 3 de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático (CMNUCC).
2.Aceptar
que el clima y la atmósfera son bienes globales comunes de todos y
para todos.
3.Adoptar
un acuerdo mundial justo, motor de un cambio transformacional y
legalmente vinculante fundamentado en nuestra visión del mundo que
reconoce la necesidad de vivir en armonía con la naturaleza y de
garantizar el ejercicio de los derechos humanos de todos, incluyendo
los de los Pueblos Indígenas, las mujeres, los jóvenes y los
trabajadores.
4.Limitar
el aumento de la temperatura global y establecer un objetivo para
alcanzar una completa descarbonización para mediados de siglo, con
el fin de proteger a las comunidades más afectadas por los efectos
del cambio climático, especialmente las que viven en las islas del
Pacífico y las regiones costeras.Garantizar que el límite máximo
de aumento de la temperatura aparecerá reflejado en un acuerdo
global legalmente vinculante, con acciones y compromisos de
mitigación ambiciosos por parte de todos los países en función de
sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus respectivas
capacidades (CBDRRC en inglés), según los principios de equidad,
las responsabilidades históricas, y el derecho al desarrollo
sostenible. Garantizar la coherencia entre las trayectorias de
emisiones y objetivo de descarbonización; así como la imposición
de revisiones periódicas de las ambiciones y de los compromisos
adoptados. Para ser exitosas, estas revisiones periódicas deben
basarse en datos científicos y el respeto del principio de equidad,
y deben ser obligatorias.
5.Explorar
nuevos modelos de desarrollo y estilos de vida que sean compatibles
con el clima, combatan la desigualdad y saquen a los pobres de la
miseria. En este sentido, resulta esencial poner fin a la era de los
combustibles fósiles, eliminar de forma gradual las emisiones de
combustibles fósiles y proporcionar un acceso a la energía
renovable que sea asequible, fiable y seguro para todos
6.Garantizar
el acceso de todos al agua y a la tierra para la consolidación de
sistemas alimentarios resilientes y sostenibles que prioricen las
soluciones impulsadas por las personas y no por los beneficios.
7.Garantizar
la inclusión y la participación de los más pobres, de los más
vulnerables y de aquellos sobre los que repercuten mayoritariamente
las decisiones tomadas a todos los niveles.
8.Garantizar
que el acuerdo adoptado en 2015 lleve consigo un proceso de
adaptación que responda de forma adecuada a las necesidades
inmediatas de las comunidades más afectadas y refuerce las
soluciones locales.
9.Reconocer
que las necesidades de adaptación están supeditadas al éxito de
las medidas de mitigación adoptadas. Los responsables del cambio
climático tienen la obligación de ayudar a los más vulnerables en
la adaptación y la gestión de las pérdidas y daños; y de
compartir la tecnología y los conocimientos necesarios.
10.Establecer
hojas de ruta claras sobre cómo los países deberán cumplir sus
compromisos financieros adicionales, coherentes y previsibles, de
forma que se garantice una financiación equilibrada de las acciones
de mitigación y de las necesidades de adaptación.
Todo
esto debería llamar a una seria consciencia y educación
ecológica''.
El
llamamiento concluye con una Oración por la Tierra:
''Dios
de amor, enséñanos a cuidar para este mundo nuestra casa común.
Inspira a los jefes de gobierno mientras se reúnen en París a
escuchar y atender el llamado de la tierra y de los pobres; a que se
unan de corazón y de espíritu para responder con valentía, buscar
el bien común y la protección de este hermoso jardín terrenal que
has creado para nosotros, para nuestros hermanos y hermanas, y las
generaciones futuras. Amén''
Firman
la declaración los cardenales Oswald Gracias, arzobispo de
Bombay, India Presidente de FABC (Asia), Peter Erdo, arzobispo de
Esztergom – Budapest Presidente de CCEE (Europa) Reinhard Marx,
arzobispo de Múnich, Alemania, Presidente de COMECE (Europa), Rubén
Salazar Gómez,arzobispo de Bogotá, Presidente de CELAM (América
Latina), y Su Beatitud Béchara Boutros Rai, patriarca de de
Antioquía (Maronitas) Presidente de CCPO (Consejo de los Patriarcas
Católicos de Oriente); los arzobispos Gabriel Mbilingi, de
Lubango, Angola, Presidente de SECAM (África), Joseph Kurtz, de
Louisville, Presidente de USCCB (Estados Unidos), John Ribat, de Port
Moresby, Papúa Nueva Guinea, Presidente de FCBCO (Oceanía) y el
obispo David Douglas Crosbi OMI, de Hamilton, Canada Presidente de
CCCB.
El
documento está redactado en colaboración con las redes católicas
CIDSE y Caritas Internationalis y con el auspicio del Consejo
Pontificio de Justicia y Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario