Ciudad
del Vaticano, 26 octubre 2015
(VIS).- ''Venís de diferentes países para reflexionar juntos sobre
algunos de los retos actuales del derecho internacional humanitario,
relativos a la protección de la dignidad humana durante los
conflictos armados internos y los llamados ''nuevos conflictos
armados''. Se trata, por desgracia, de un tema de gran actualidad,
sobre todo si pensamos en la intensificación de la violencia y el
aumento de las zonas de guerra en las diversas partes del mundo, como
África, Europa y Oriente Medio''. Con estas palabras el Santo Padre
ha recibido hoy en audiencia a los participantes en el IV Curso de
formación de los capellanes militares en el Derecho Internacional
Humanitario, organizado por la Congregación para los Obispos, por
el Pontificio Consejo de la Justicia y la Paz, y por el Pontificio
Consejo para el Diálogo Interreligioso.
Francisco
ha destacado cómo la guerra rompa las relaciones entre hermanos y
entre naciones. ''Desfigura también -ha dicho- a aquellos que son
testigos de tales atrocidades. Muchos militares regresan después de
las operaciones de guerra o de misiones de paz con heridas internas
reales. La guerra puede dejar una marca indeleble en ellos. La
guerra, de hecho, siempre deja una marca indeleble''.
''Por
tanto -ha continuado- conviene preguntarse sobre cómo tratar las
heridas espirituales de los soldados que, al haber vivido la
experiencia de la guerra, han sido testigos de atrocidades. Estas
personas y sus familias requieren una atención pastoral específica,
un cuidado que les haga sentir la presencia maternal de la Iglesia.
El papel del capellán es acompañarles y apoyarles en su camino,
siendo para todos una presencia fraterna y consoladora''.
''El
derecho humanitario tiene como objetivo salvaguardar los principios
esenciales de la humanidad en un contexto, el de la guerra, que es en
sí deshumanizador. Su objetivo es proteger a las personas que no
participan en el conflicto, como la población civil o el personal
sanitario y religioso, y a aquellos que no lo hacen de manera
activa, como los heridos y prisioneros... Con el fin de cumplir con
su propósito de humanización de los efectos del conflicto armado,
el derecho humanitario merece ser promovido y difundido entre todos
los militares y las fuerzas armadas, incluidos los no estatales, así
como entre el personal de seguridad y la policía. Además, necesita
desarrollarse más, para hacer frente a la nueva realidad de la
guerra, que hoy, por desgracia, dispone de instrumentos cada vez más
mortales''.
''Sin
embargo, -ha añadido- como cristianos estamos profundamente
convencidos de que el objetivo final, el más digno de la persona y
de la comunidad humana, es la abolición de la guerra. Por lo
tanto,debemos siempre tratar de construir puentes que unan y no
muros que separen; tenemos que ayudar siempre a buscar una salida
para la mediación y la reconciliación.. En este período, en el que
estamos viviendo una ''tercera guerra mundial a trozos'' -ha
finalizado- estáis llamados a fomentar en los militares y en sus
familias la dimensión espiritual y ética, que les ayude a hacer
frente a las dificultades y los interrogantes a menudo innatos en
este peculiar servicio al país y a la humanidad''.
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