Ciudad
del Vaticano, 25 de octubre (VIS).- Al terminar la celebración de la
Santa Misa por la clausura del Sínodo, el Papa Francisco se asomó a
la ventana de su estudio, en el Palacio Apostólico Vaticano, para
rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de
San Pedro. Antes del rezo de la oración mariana, el Pontífice
invitó a los presentes a dar gracias a Dios por estas tres semanas
de intenso trabajo, animado por la oración y por un espíritu de
verdadera comunión. ''Ha sido arduo, pero ha sido un verdadero don
de Dios, que seguramente traerá muchos frutos''. Explicó que ''la
palabra sínodo significa caminar juntos'' y cómo en la Palabra de
Dios que aparece en la profecía de Jeremías, se refleja ya sea la
experiencia sinodal apenas vivida, como también el drama de los
prófugos.
''Esta
Palabra de Dios -continuó- nos dice que el primero en querer caminar
junto a nosotros, en querer hacer ''sínodo'' con nosotros, es
precisamente Él, nuestro Padre. Su ''sueño'', desde siempre y por
siempre, es el de formar un pueblo, de reunirlo, de guiarlo hacia la
tierra de la libertad y de la paz. Y este pueblo está hecho de
familias: están la mujer embarazada y la parturienta; es un pueblo
que mientras camina, saca adelante la vida, con la bendición de
Dios''... ''Os confieso que esta profecía del pueblo en camino la he
comparado también con las imágenes de los prófugos en marcha por
los caminos de Europa, una realidad dramática de nuestros días.
Dios también les dice a ellos: ''Habían partido llorando, pero yo
los traigo llenos de consuelo''. También estas familias que sufren
tanto, desarraigadas de sus tierras, han estado presentes con
nosotros en el Sínodo, en nuestra oración y en nuestros trabajos, a
través de la voz de algunos de sus pastores en la Asamblea. Estas
personas en busca de dignidad, estas familias en busca de paz, siguen
permaneciendo con nosotros, la Iglesia no las abandona, porque forman
parte del pueblo que Dios quiere liberar de la esclavitud y guiar
hacia la libertad''.
Tras
el rezo del Ángelus, Francisco saludó a los peregrinos de los
diversos países en especial a la Hermandad del Señor de los
Milagros de Roma, que con devoción llevaron en procesión la imagen
venerada en Lima (Perú), y a los peregrinos músicos de la
“Musikverein Manhartsberg”, procedentes de la diócesis austriaca
de Viena y a la Orquesta de Landwehr, Friburgo, Suiza, que el día
anterior ofrecieron un concierto de beneficencia.
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