Ciudad
del Vaticano, 15 de marzo 2015 (VIS).-A mediodía el Santo Padre se
asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los
fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y ,como es habitual, dedicó
una breve reflexión al evangelio del domingo que hoy reproducía las
palabras de Jesús a Nicodemo: ''Tanto amó Dios al mundo que le
entregó a su Hijo único''. ''¡Dios nos ama -exclamó- nos ama de
verdad, y nos ama tanto! He aquí la expresión más sencilla que
resume todo el Evangelio, toda la fe, toda la teología: Dios nos ama
con un amor gratuito e ilimitado''.
En
el origen del mundo está sólo el amor libre y gratuito del Padre,
afirmó el Papa citando las palabras de San Ireneo que en su escrito
''Adversus haerenses'', escribe: ''Dios no creó a Adán porque tenía
necesidad del hombre, sino para tener alguien a quien dar sus
beneficios'' . Y después de la caída, no abandonó al ser humano
al poder de la muerte: lo rescató con su misericordia. ''Como en la
creación -explicó Francisco- también en las etapas sucesivas de
la historia de la salvación resalta la gratuidad del amor de Dios:
El Señor elige a su pueblo no porque se lo merezca, sino porque es
el más pequeño entre todos los pueblos, como El dice. Y cuando vino
''la plenitud del tiempo'', a pesar de que los hombres hubieran roto
tantas veces la alianza, en lugar de abandonarlos, estrechó con
ellos un vínculo nuevo, en la sangre de Jesús – el vínculo de la
nueva y eterna alianza – un vínculo que nada podrá romper
nunca''.
La
Cruz de Cristo es ''la prueba suprema de la misericordia y del amor
de Dios por nosotros: Jesús nos amó ''hasta el fin''; es decir no
sólo hasta el último instante de su vida terrenal -subrayó el
Pontífice- sino hasta el límite extremo del amor. Si en la
creación, el Padre nos ha dado la prueba de su inmenso amor dándonos
la vida, en la pasión y muerte de su Hijo nos ha dado la prueba de
las pruebas: ha venido a sufrir y a morir por nosotros. ¡Y todo por
amor: así de grande es la misericordia de Dios! El nos ama, nos
perdona. Dios perdona todo y perdona siempre''.
''María,
que es Madre de Misericordia -finalizó- haga que nuestro corazón
tenga la certeza de que Dios nos ama. Y que esté cerca de nosotros
en los momentos de dificultad, dándonos los sentimientos de su
Hijo, para que nuestro itinerario cuaresmal sea una experiencia de
perdón, de acogida y de caridad!''.
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