Ciudad
del Vaticano, 14 marzo 2015 (VIS).- ''La enseñanza, es una hermosa
tarea porque permite ver cómo crecen día tras día las personas
confiadas a nuestro cuidado. Es cómo ser padres, al menos
espiritualmente. ¡Es una gran responsabilidad!'' Así se ha dirigido
el Papa esta mañana a los miembros de la Unión Católica Italiana
de profesores (UCIIM) a los que ha recibido en audiencia en el Aula
Pablo VI. ''La enseñanza -ha añadido- es un compromiso serio que
sólo una personalidad madura y equilibrada puede realizar. Un
compromiso de este tipo puede atemorizar, pero hay que recordar que
ningún maestro está solo: comparte su trabajo siempre con el resto
de los colegas y con toda la comunidad educativa a la que
pertenece''.
''Como
Jesús nos enseñó, toda la Ley y los Profetas se resumen en dos
mandamientos: Amarás al Señor tu Dios y amarás al prójimo.
Podemos preguntarnos: ¿Quién es el prójimo para un maestro? ¡El
prójimo son sus alumnos! Con ellos pasa sus días. Son ellos los que
de él esperan orientación, una dirección, una respuesta - y, antes
de esto, ¡buenas preguntas! -ha continuado-. Entre las tareas de la
UCIIM no puede faltar la de iluminar y motivar una justa idea de
escuela, a veces eclipsada por las discusiones y posiciones
reductivas. La escuela esta hecha ciertamente de una educación
válida y cualificada, pero también de relaciones humanas, que para
nosotros son las relaciones de acogida, de benevolencia, que se
ofrece a todos indistintamente. De hecho, el deber de un buen
maestro, mucho más el de un maestro cristiano, es amar con mayor
intensidad a los estudiantes más difíciles, más débiles, más
desfavorecidos''.
Francisco
ha mencionado que si hoy en día una asociación profesional de
maestros cristianos quiere dar testimonio de su inspiración, está
llamada a comprometerse con las periferias de la escuela, ''que no se
pueden abandonar a la exclusión, la ignorancia, y la mala vida'', y
les ha alentado a seguir el ejemplo de las muchas figuras de grandes
maestros que existen en la comunidad cristiana para animar desde el
interior una escuela que, independientemente de su administración
estatal o no, necesita educadores creíbles y testigos de una
humanidad madura y completa. ''La enseñanza -ha finalizado- no es
sólo un trabajo: es una relación en la que cada maestro debe
sentirse plenamente involucrado como persona, para dar sentido a la
tarea de la educación de sus estudiantes... Os animo a renovar
vuestra pasión por el ser humano en su proceso de formación y a ser
testigos de vida y esperanza''.
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