Ciudad
del Vaticano, 25 diciembre 2012 (VIS).-Al mediodía de hoy,
solemnidad de la Natividad del Señor, el Papa pronunció desde el
balcón central de la basílica vaticana el tradicional mensaje
navideño e impartió la bendición "Urbi et Orbi".
“Expreso
mi felicitación esta Navidad, en este Año de la fe con estas
palabras tomadas del Salmo: “La verdad brota de la tierra” - ha
dicho el Papa en su Mensaje-. (...) Hoy, esta palabra profética se
ha cumplido. En Jesús, nacido en Belén de la Virgen María, se
encuentran realmente la misericordia y la verdad, la justicia y la
paz se han besado; la verdad ha brotado de la tierra y la justicia
mira desde el cielo. San Agustín explica con feliz concisión (…)
La Verdad a la que no le basta el cielo, ha brotado de la tierra para
ser colocada en un pesebre. ¿En bien de quién vino con tanta
humildad tan gran excelsitud? Ciertamente, no vino para bien suyo,
sino nuestro, a condición de que creamos”.
“A
condición de que creamos”. Ahí está el poder de la fe. Dios ha
hecho todo, ha hecho lo imposible, se ha hecho carne. Su omnipotencia
de amor ha realizado lo que va más allá de la comprensión humana
(...) Y sin embargo, este mismo Dios no puede entrar en mi corazón
si yo no le abro la puerta”.
“La
puerta de la fe. Podríamos quedar sobrecogidos, ante nuestra
omnipotencia a la inversa. Este poder del hombre de cerrarse a Dios
puede darnos miedo. Pero he aquí la realidad que aleja este
pensamiento tenebroso, la esperanza que vence el miedo: la verdad ha
brotado. Dios ha nacido (...) Hay en el mundo una tierra que Dios ha
preparado para venir a habitar entre nosotros (...) Esta tierra
existe, y también hoy, en 2012, de esta tierra ha brotado la verdad.
Por eso hay esperanza en el mundo, una esperanza en la que poder
confiar, incluso en los momentos y en las situaciones más difíciles.
La verdad ha brotado trayendo amor, justicia y paz”.
“Sí,
que la verdad brote para la población de Siria, profundamente herida
y dividida por un conflicto que no respeta ni siquiera a los enfermos
y cosecha víctimas inocentes. Una vez más hago un llamamiento para
que cese el derramamiento de sangre, se faciliten las ayudas a los
prófugos y a los desplazados y, a través del diálogo, se alcance
una solución política al conflicto”.
“Que
la paz brote en la Tierra donde nació el Redentor, y él conceda a
israelíes y palestinos la valentía de poner fin a tantos años de
luchas y divisiones, y emprender con decisión la vía de la
negociación”.
“Que
en los países del Norte de África, que atraviesan una profunda
transición en la búsqueda de un nuevo futuro – en particular en
Egipto, la amada tierra bendecida por la infancia de Jesús – los
ciudadanos construyan juntos sociedades basadas en la justicia, el
respeto de la libertad y la dignidad de cada persona”.
“Que
la paz brote en el vasto continente asiático. Que el Niño Jesús
mire con benevolencia a los numerosos pueblos que habitan en aquellas
tierras y, de modo especial, a cuantos creen en él. Que el Rey de la
Paz dirija su mirada a los nuevos dirigentes de la República Popular
China en el alto cometido que les espera. Expreso mis mejores deseos
de que en esta misión se valore la contribución de las religiones,
respetanto a cada una de ellas, de modo que puedan contribuir a la
construcción de una sociedad solidaria, para bien de ese noble
pueblo y del mundo entero”.
“Que
la Navidad de Cristo favorezca la vuelta de la paz en Malí y de la
concordia en Nigeria, donde crueles atentados terroristas continúan
causando víctimas, particularmente entre los cristianos. Que el
Redentor ayude y consuele a los prófugos del Este de la República
Democrática del Congo y conceda la paz a Kenia, donde sangrientos
atentados han golpeado la población civil y los lugares de culto”.
“Que
el Niño Jesús bendiga a los numerosos fieles que lo celebran en
Latinoamérica. Que haga crecer sus virtudes humanas y cristianas,
sostenga a cuantos se han visto obligados a emigrar lejos de su
familia y de su tierra. Que fortalezca a los gobernantes en su
compromiso por el desarrollo y en la lucha contra la criminalidad”.
“Queridos
hermanos y hermanas, amor y verdad, justicia y paz se han encontrado,
se han encarnado en el hombre nacido de María en Belén. Ese hombre
es el Hijo de Dios, es Dios que ha entrado en la historia. Su
nacimiento es un brote de vida nueva para toda la humanidad. Que
todas las tierras sean una tierra buena, que acoge y hace brotar el
amor, la verdad, la justicia y la paz. Feliz Navidad”.
Terminado
el mensaje, el Papa felicitó la Navidad en 65 lenguas e impartió la
bendición "Urbi et Orbi" (a Roma y al mundo).
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