Ciudad
del Vaticano, 3 diciembre 2012
(VIS).-Benedicto XVI ha recibido esta mañana a los miembros del
Venerable Colegio Inglés de Roma, el seminario católico donde se
forman los sacerdotes de Inglaterra y Gales. El Colegio, que celebra
este año el 650 aniversario de su existencia, nace del antiguo
hospicio inglés donde se alojaban los peregrinos británicos que
llegaban a Roma.
El
Santo Padre, después de saludar al cardenal Cormac Murphy O'Connor,
que fue rector de esa institución, ha subrayado la “larga
tradición de entrega y fidelidad de la comunidad católica” de
Inglaterra y Gales a la sede apostólica. También ha recordado que
fue su antecesor, el Papa Gregorio Magno, quien envió a Britania en
el año 597 a San Agustín de Canterbury para evangelizar esas
tierras “Los frutos de esa acción misionera - ha dicho- son más
que evidentes en los seiscientos y cincuenta años de historia de fe
y martirio que distinguen al Hospicio Inglés de Santo Tomás Becket
y al Venerable Colegio Inglés que surgió de el”.
“Vosotros
también -ha dicho dirigiéndose a los seminaristas- sois los hombres
que Dios ha elegido para difundir hoy el mensaje del Evangelio en
Inglaterra y Gales, en Canadá y en los países escandinavos (...)
Vuestra primera tarea es, ante todo, llegar a conocer a Cristo y el
tiempo que pasáis en el seminario os ofrece una oportunidad
privilegiada para hacerlo. Aprended a orar diariamente, sobre ante el
Santísimo Sacramento, a escuchar atentamente la Palabra de Dios
permitiendo que el corazón hable al corazón, como diría el
beato John Henry Newman (...) Dejad que la fascinación de su
persona capture vuestra imaginación y caliente vuestros corazones.
Os ha elegido para ser sus amigos, no sus siervos, y os invita a
participar de su obra sacerdotal que es lograr la salvación del
mundo”.
“Habéis
oído hablar mucho de la nueva evangelización, el anuncio de Cristo
en aquellas partes del mundo donde el Evangelio ya ha sido
anunciado, pero donde en mayor o menor medida, las brasas de la fe se
han enfriado y ahora necesitan avivarse una vez más para
convertirse en llama (...) Con frecuencia, el fuego en la Sagrada
Escritura indica la presencia divina (...) Al igual que un fuego
pequeño puede incendiar un bosque, el testimonio fiel de unos pocos
puede liberar el poder purificador y transformador del amor de Dios
para que se propague como una llamarada a lo largo de una comunidad
o una nación”.
Benedicto
XVI ha concluido recordando su visita al Reino Unido en 2010.
“Comprobé en persona -ha dicho- que hay una gran hambre espiritual
entre la gente. Dadles el verdadero alimento que viene de conocer,
amar y servir a Cristo. Proclamad la verdad del Evangelio con amor.
Ofrecedles el agua viva de la fe cristiana y dirigirlos hacia el pan
de la vida, de modo que el hambre y la sed se sacien. Sin embargo,
por encima de todo, dejad que la luz de Cristo brille a través de
vosotros viviendo vidas santas, siguiendo las huellas de los
numerosos grandes santos de Inglaterra y Gales, los hombres y
mujeres santos que han dado testimonio del amor de Dios, aun a costa
de sus vidas”.
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