Ciudad
del Vaticano, 2 de diciembre 2012 (VIS).-”La palabra “adviento”
- ha dicho el Papa recordando el inicio de un nuevo año litúrgico-
significa “venida” o “presencia” En el mundo antiguo indicaba
la visita del rey o del emperador a una provincia; en el lenguaje
cristiano se refiere a la venida de Dios, a su presencia en el mundo;
un misterio que envuelve por entero el cosmos y la historia, pero que
conoce dos momentos culminantes: la primera y la segunda venida de
Jesucristo”.
Benedicto
XVI ha explicado a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para
rezar el Ángelus que, de esos dos momentos culminantes, el primero
es la Encarnación y el segundo el regreso glorioso de Cristo al
final de los tiempos. “Estos dos momentos, que cronológicamente
son distantes -y no nos es dado saber cuánto-, en lo más profundo
se acercan, porque con su muerte y resurrección, Jesús ha realizado
ya esa transformación del hombre y del cosmos que es la meta final
de la creación. Pero, antes del final, es necesario que el
Evangelio sea proclamado a todas las naciones, como dice Jesús en el
evangelio de san Marcos. La venida del Señor continúa, el mundo
debe ser penetrado por su presencia. Y esta venida permanente del
Señor en el anuncio del Evangelio requiere continuamente nuestra
colaboración; y la Iglesia (...) en comunión con su Señor colabora
en esta venida, en la que comienza ya su regreso glorioso”.
La
Palabra de Dios traza “la línea de conducta para estar
preparados a la venida del Señor. En el Evangelio de Lucas, Jesús
dice a sus discípulos: “Vigilaos a vosotros mismos, para que
vuestros corazones no estén ofuscados por la crápula, la embriaguez
y los afanes de esta vida (...) Vigilad orando en todo tiempo” Por
lo tanto, sobriedad y oración. Y el apóstol Pablo añade la
invitación a “progresar y sobreabundar en el amor” de unos con
otros (...) En medio del desorden del mundo, o en los desiertos de
la indiferencia y del materialismo, los cristianos acogen la
salvación de Dios y dan testimonio de ella con un modo diverso de
vivir (...) La comunidad de los creyentes es signo del amor de Dios,
de su justicia, que ya está presente y activa en la historia, pero
que todavía no está plenamente realizada, y por eso hay que
esperarla siempre, invocarla y buscarla con paciencia y valor”.
Después
del Ángelus, el Papa ha recordado que hoy en Kottar (India) se
proclama beato al laico y mártir Devasahayam Pillai, que vivió en
el siglo XVIII. “Nos unimos a la alegría de la Iglesia en India y
rezamos para que el nuevo beato sostenga la fe de los cristianos de
ese país grande y noble”.
“Mañana-
ha añadido- se celebra la Jornada Internacional de los derechos de
las personas con discapacidad. Toda persona, también con sus límites
físicos y psíquicos, por muy graves que sean, es siempre un valor
inestimable y, como tal, hay que considerarla. Animo a las
comunidades eclesiales a prestar atención y brindar acogida a estos
hermanos y hermanas nuestros. Exhorto a los legisladores y a los
gobernantes a tutelar a las personas con discapacidad y a promover su
participación plena en la vida de la sociedad”.
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