Ciudad
del Vaticano, 27 de octubre de 2012 (VIS).-Durante la XXII
Congregación General, la última del Sínodo, en la que se votó la
lista final de las Proposiciones, Benedicto XVI dirigió unas breves
palabras a los Padres sinodales:
“En
el contexto de la reflexión del Sínodo de los Obispos sobre “La
Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana” y,
como conclusión de un camino de reflexión sobre las temáticas de
los Seminarios y la Catequesis, he decidido (...) trasladar la
competencia sobre los Seminarios de la Congregación para la
Educación Católica a la Congregación para el Clero y la
competencia sobre la Catequesis de la Congregación para el Clero al
Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización”, dijo el Papa.
“Seguirán
los documentos relativos en forma de carta apostólica “Motu
Proprio” para definir los ámbitos y las facultades respectivas.
Recemos al Señor para que acompañe a los tres dicasterios de la
Curia romana en su importante misión, con la colaboración de toda
la Iglesia”.
“Ya
que tengo la palabra -agregó el pontífice- aprovecho para expresar
mi saludo más cordial a los nuevos cardenales. Con este pequeño
consistorio he querido completar el consistorio de febrero, en el
contexto de la Nueva Evangelización, con un gesto de la
universalidad de la Iglesia, mostrando que la Iglesia es Iglesia de
todos los pueblos, habla en todas las lenguas y es siempre Iglesia de
Pentecostes; no es Iglesia de un continente, sino Iglesia universal.
Efectivamente, era esta mi intención; expresar este contexto, esta
universalidad de la Iglesia; es también una hermosa manifestación
de este sínodo. Para mí ha sido realmente edificante, consolador y
alentador ver, aquí, el espejo de la Iglesia universal con sus
sufrimientos, amenazas, peligros y alegrías, con la experiencia de
la presencia del Señor, incluso en situaciones difíciles”.
“Hemos
visto como la Iglesia, también hoy, crece y está viva (...) Aunque
si siente vientos contrarios, la Iglesia siente sobre todo, el viento
del Espíritu Santo que nos ayuda, nos enseña el camino certero; y
así, con entusiasmo redoblado, estamos en camino y damos gracias a
Dios porque nos ha dado este encuentro realmente católico”,
concluyó el Santo Padre.
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