CIUDAD DEL VATICANO, 28 NOV 2009 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en audiencias separadas a las presidentas de la República de Argentina y de Chile, respectivamente Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet, con ocasión del XXV aniversario del Tratado de Paz y de Amistad entre ambos países.
Dirigiéndose posteriormente en la Sala Clementina a las presidentas de Argentina y de Chile y a sus respectivas delegaciones, el Papa recordó que este tratado "clausuró el diferendo territorial que mantuvieron durante largo tiempo" ambas naciones en la zona Austral.
"En efecto -dijo-, es una oportuna y feliz conmemoración de aquellas intensas negociaciones que, con la mediación pontificia, concluyeron con una solución digna, razonable y ecuánime, evitando así un conflicto armado que estaba a punto de enfrentar a dos pueblos hermanos".
El Santo Padre subrayó que el "Tratado de Paz y Amistad, y la mediación que lo hizo posible, está indisolublemente unido a la amada figura del Papa Juan Pablo II, el cual, movido por sentimientos de afecto hacia esas queridas naciones y en sintonía con su incansable labor como mensajero y artífice de paz, no dudó en aceptar la delicada y crucial tarea de ser mediador en dicho contencioso. Con la ayuda inestimable del Cardenal Antonio Samoré, que siguió personalmente todos los avatares de esas largas y complejas negociaciones, hasta la (…) firma del Tratado, en presencia de las delegaciones de ambos países y del entonces cardenal secretario de Estado Agostino Casaroli".
"A veinticinco años de distancia, podemos constatar con satisfacción -continuó- cómo aquel histórico evento ha contribuido benéficamente a reforzar en ambos países los sentimientos de fraternidad, así como una más decidida cooperación e integración, concretada en numerosos proyectos económicos, intercambios culturales e importantes obras de infraestructura, superando de este modo prejuicios, sospechas y reticencias del pasado".
El Papa señaló que "Chile y Argentina no son sólo dos naciones vecinas sino mucho más: son dos pueblos hermanos con una vocación común de fraternidad, de respeto y amistad, que es fruto en gran parte de la tradición católica que está en la base de su historia y de su rico patrimonio cultural y espiritual".
Refiriéndose de nuevo al Tratado que se conmemora hoy, el Santo Padre resaltó que "es un ejemplo luminoso de la fuerza del espíritu humano y de la voluntad de paz frente a la barbarie y la sinrazón de la violencia y la guerra como medio para resolver las diferencias". En este contexto señaló que "es necesario perseverar en todo momento con voluntad firme y hasta las últimas consecuencias en tratar de resolver las controversias con verdadera voluntad de diálogo y de acuerdo, a través de pacientes negociaciones y necesarios compromisos, y teniendo siempre en cuenta las justas exigencias y legítimos intereses de todos".
"Para que la causa de la paz se abra camino en la mente y el corazón de todos los hombres y, de modo especial, de aquellos que están llamados a servir a sus ciudadanos desde las más altas magistraturas de las naciones, es preciso que esté apoyada en firmes convicciones morales, en la serenidad de los ánimos, a veces tensos y polarizados, y en la búsqueda constante del bien común nacional, regional y mundial".
Benedicto XVI concluyó poniendo de relieve que el logro de la paz "requiere la promoción de una auténtica cultura de la vida, que respete la dignidad del ser humano en plenitud, unida al fortalecimiento de la familia como célula básica de la sociedad. Requiere también la lucha contra la pobreza y la corrupción, el acceso a una educación de calidad para todos, un crecimiento económico solidario, la consolidación de la democracia y la erradicación de la violencia y la explotación, especialmente contra las mujeres y los niños".
AC/TRATADO PAZ/ARGENTINA:CHILE VIS 20091130 (630)