CIUDAD DEL VATICANO, 12 ENE 2009 (VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana al presidente de la región del Lacio, Piero Marrazzo; al alcalde de Roma, Gianni Alemanno y al presidente de la provincia de Roma, Nicola Zingaretti, acompañados por sus colaboradores, para el tradicional intercambio de felicitaciones al inicio del año.
"Es indudable que la comunidad mundial -dijo el Papa- atraviesa una época de grave crisis económica, pero que está ligada a una crisis estructural, cultural y de valores. Esa difícil situación repercute en todos los lugares y por ende en Roma, su provincia y las ciudades y pueblos del Lacio. Frente a un reto tan arduo, (…) la voluntad de reaccionar superando las diferencias debe ser común. (…) En los momentos difíciles de la historia, el pueblo encuentra unidad de objetivos y valor cuando lo guían administradores capaces cuya preocupación fundamental es el bien común".
Benedicto XVI reconoció el "aprecio por la presencia y la actividad de la comunidad católica", puesto de relieve por las diversas administraciones, y subrayó que los católicos "no piden privilegios ni se vanaglorian de ellos, pero desean que su misión espiritual y social siga encontrando estima y cooperación. (...) Roma y el Lacio tienen un papel peculiar para la cristiandad. Aquí los católicos se sienten empujados a un vivaz testimonio evangélico y a una sólida acción de promoción humana, sobre todo en nuestros días, cuando hay tantas dificultades".
El Papa citó en este ámbito la actividad de Caritas diocesana, de las comunidades parroquiales y asociaciones católicas, recordando que aunque "no ahorren esfuerzos a la hora de ayudar a los necesitados" es "indispensable una sinergia entre todas las instituciones para dar respuestas concretas a las necesidades crecientes de las personas. Pienso en la familia, (…) en los ancianos, (…) en los que no tienen casa, en la falta de trabajo, el paro juvenil, la no fácil convivencia entre grupos étnicos diversos y en la gran cuestión de la inmigración y de los nómadas".
"Si es tarea del Estado implantar políticas económicas y sociales -dijo-, la Iglesia, a la luz de su doctrina social, está llamada a dar su aportación, estimulando la reflexión y formando las conciencias de los fieles y de todos los ciudadanos de buena voluntad. Quizá hoy como nunca antes la sociedad civil entiende que solamente con estilos de vida inspirados en la sobriedad, la solidaridad y la responsabilidad es posible construir una sociedad más justa y un futuro mejor para todos".
Hablando de la educación, tema en el que "la Iglesia desde hace años concentra sus esfuerzos", Benedicto XVI reiteró que "las estructuras eclesiales en los barrios, además de permitir el ejercicio del derecho fundamental de la persona a la libertad religiosa, son en realidad centros de agregación y de formación en los valores de la socialización, de la convivencia pacífica, la fraternidad y la paz".
El Papa se refirió también a los episodios de violencia juvenil y a las muertes de los jóvenes en la carretera y, tras pedir la colaboración para prevenirlos, dijo: "Especialmente entre las jóvenes generaciones se debilitan los valores naturales y cristianos que dan significado a la existencia diaria y forman en una visión de la vida abierta a la esperanza; brotan, en cambio, deseos efímeros y expectativas que no son duraderas y que al final desembocan en el aburrimiento y el fracaso. Todo ello tiene como consecuencia nefasta la afirmación de tendencias a banalizar el valor mismo de la vida. (…) Frente al nihilismo que invade cada vez más el mundo juvenil, la Iglesia invita a todos a dedicarse seriamente a los jóvenes, a no dejarlos abandonados a sí mismos".
Citando por último la sanidad, Benedicto XVI recordó que en este sector "la comunidad eclesial, heredera de una larga tradición de asistencia a los enfermos, sigue prestando su actividad, con tantos sacrificios, en hospitales y clínicas inspirados en los principios evangélicos", y dijo que en el último año las autoridades de la Región habían dado "señales positivas para ayudar también a las estructuras católicas".
El Papa concluyó recordando que la tarea de los administradores públicos "no es fácil" porque deben hacer frente "a situaciones complejas que necesitan, cada vez con más frecuencia, medidas y decisiones (…) a veces impopulares", y afirmó: "La ayuda más importante que el Papa os asegura, con tanto afecto, es la oración diaria para que el Señor os ilumine y os haga siempre servidores honrados del bien común".
AC/…/REGION:PROVINCIA ROMA VIS 20090112 (750)
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