CIUDAD DEL VATICANO, 18 DIC 2008 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano las cartas credenciales de los nuevos embajadores ante la Santa Sede de Malawi (Isaac Chikwekwere Lamba); Suecia (Perols Ulla Birgitta Gudmundson); Sierra Leona (Christian Sheka Kargbo); Islandia (Elín Flygenring); Luxemburgo (Paul Dühr); Madagascar (Rajaonarivony Narisoa); Belize (Oscar Ayuso); Túnez (Rafiâa Limam Baouendi); Kazakistán (Amanzhol Zhankuliyev); Bahrein (Naser Muhamed Youssef Al Belooshi) e Islas Fiji (Pio Bosco Tikoisuva).
El Papa dirigió un discurso común, en francés, a todos los diplomáticos y entregó personalmente a cada uno otro discurso relativo a sus propios países.
"La diversidad de vuestra procedencia -dijo el Papa- me lleva a dar gracias a Dios por su amor creador y por la multiplicidad de sus dones, que no cesan de sorprender a la humanidad. Es una enseñanza. A veces la diversidad da miedo, por eso no hay que maravillarse si el ser humano prefiere la monotonía de la uniformidad. Algunos sistemas político-económicos, atribuyéndose o reivindicando orígenes paganos o religiosos, han afligido a la humanidad demasiado tiempo intentando uniformarla con demagogia y violencia. Esos sistemas han reducido y reducen al ser humano a una esclavitud indigna al servicio de una única ideología o de una economía inhumana y pseudos-científica".
"Todos sabemos que no hay un único modelo político. (…) Cada pueblo tiene un genio y unos "demonios" característicos y avanza a través de un camino, a veces doloroso, pero suyo, hacia un porvenir que sueña luminoso", observó el Papa, manifestando el deseo de que "cada pueblo cultive las cualidades que lo caracterizan para enriquecer a todos los demás y se purifique de sus "demonios", controlándolos hasta transformarlos en valores positivos y creadores de estabilidad, prosperidad y paz para defender la grandeza de la dignidad humana".
Benedicto XVI subrayó después que uno de los aspectos esenciales de la actividad del embajador es "la búsqueda y la promoción de la paz. (…) El embajador debe ser artífice de paz " y "la paz no es solamente la situación política o militar sin conflicto; es más bien un conjunto de condiciones que permiten la concordia entre todos y el desarrollo personal de cada uno. (…) Ya que Cristo llama a los artífices de la paz hijos de Dios, (…) vuestra misión (…) es noble y elevada".
"La paz auténtica -prosiguió el Santo Padre- no es posible sin que reine la justicia, (…) que no toca solamente la esfera social o incluso ética. No se refiere solamente a lo que es equitativo o conforme al derecho. La etimología hebrea de la palabra se refiere a lo que "está ajustado". La justicia de Dios se manifiesta por la justeza que pone todas las cosas en su sitio, todo en orden, para que el mundo se ajuste al plan de Dios y a su orden".
"La noble misión del embajador -concluyó el pontífice- consiste, por eso, en desplegar su arte para que todo "se ajuste", para que la nación a la que sirve viva no solamente en paz con las otras, sino también según la justicia que se manifiesta en la equidad y la solidaridad en las relaciones internacionales y en que los ciudadanos, disfrutando de la paz social, vivan libre y serenamente sus creencias y alcancen así la "justeza" de Dios".
En el discurso que entregó al embajador de Malawi, el Papa escribe que "África es cada vez más consciente de la urgente necesidad de la unidad y la cooperación para afrontar los desafíos del futuro y asegurar un desarrollo sólido e integral para sus pueblos". En este sentido subraya que "los líderes políticos deben tener un profundo sentido de su deber para que progrese el bien común y se comprometan firmemente al diálogo y estén dispuestos a trascender los intereses particulares en el servicio a todo el cuerpo político".
A la diplomática sueca, el Santo Padre recuerda que "mantener un equilibrio entre las libertades es uno de los desafíos morales más delicados que afronta el Estado moderno. (…) A veces se invoca el derecho a ser defendido de la discriminación en circunstancias que ponen en duda el derecho de los grupos religiosos a expresar y a poner en práctica sus convicciones, por ejemplo, en lo concerniente a la importancia fundamental para la sociedad de la institución del matrimonio, entendido como una unión estable entre un hombre y una mujer, abierta a la transmisión de la vida".
Benedicto XVI manifiesta su "gran preocupación" al representante de Luxemburgo por "el texto de la ley sobre la eutanasia y el suicidio asistido, que se debate actualmente en el Parlamento". En este contexto, el Papa resalta "el grave deber de los responsables políticos de servir el bien del ser humano" y expresa el deseo de que el pueblo luxemburgués "reafirme siempre la grandeza y el carácter inviolable de la vida humana".
Dirigiéndose a la embajadora de Túnez, el Papa subraya que "el diálogo entre las culturas y entre las religiones es una necesidad ineludible en nuestros días para poder actuar juntos a favor de la paz y la estabilidad del mundo y para promover el respeto auténtico de la persona y de los derechos fundamentales. (…) La construcción de una sociedad en la que cada uno es reconocido en su dignidad implica también el respeto de la libertad de conciencia y de la libertad de religión para cada uno. La expresión de las convicciones religiosas auténticas es la manifestación más real de la libertad humana".
Hablando del papel positivo que pueden jugar las religiones en la sociedad, el Santo Padre recuerda en el discurso al representante de Kazakistán que "compete al Estado garantizar la plena libertad religiosa, pero también el deber de aprender a respetar lo religioso, evitando interferir en materia de fe y en la conciencia del ciudadano".
El Santo Padre agradece a las autoridades del Reino de Bahrein la posibilidad que les ofrecen a los católicos del país de practicar su religión y manifiesta el deseo de que debido al aumento de creyentes puedan disponer de más lugares de culto.
Al embajador de las Islas Fiji, Benedicto XVI escribe que "las regiones del Pacífico afrontan muchos desafíos en estos tiempos, como los efectos del cambio climático, especialmente en las poblaciones de las islas y la necesidad de preservar los recursos naturales. La belleza de la creación divina es especialmente evidente para quienes viven en el Pacífico del Sur".
CD/CREDENCIALES/… VIS 20081218 (1100)