CIUDAD DEL VATICANO, 12 MAY 2008 (VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana en el Vaticano las cartas credenciales de Mordechay Lewy, nuevo embajador de Israel ante la Santa Sede.
Benedicto XVI manifestó al diplomático sus "mejores deseos con motivo de la celebración de Israel de sus 60 años como estado. La Santa Sede se une a vosotros en dar gracias al Señor porque se han cumplido las aspiraciones del pueblo judío a un hogar en la tierra de sus padres y espera que llegue pronto el tiempo de alegrarse aún mas cuando una paz justa resuelva finalmente el conflicto con los palestinos".
El Papa enumeró después los diversos sectores de interés mutuo para la Santa Sede y el estado de Israel, subrayando que "la herencia judeocristiana debe inspirarnos para encabezar la promoción de múltiples formas de actividades sociales y humanitarias en todo el mundo, entre otras la de luchar contra cualquier forma de discriminación racial". También se refirió a los "intercambios culturales y académicos llevados a cabo entre las instituciones católicas de todo el mundo y las de Tierra Santa", y recordó que el diálogo entre judíos y cristianos "está dando mucho fruto y debe proseguir con compromiso y generosidad".
En este ámbito señaló que "las ciudades santas de Roma y Jerusalén representan una fuente de fe y sabiduría de importancia capital para la civilización occidental y, por lo tanto, los lazos entre Israel y la Santa Sede tienen una resonancia más profunda que los derivados formalmente de la dimensión jurídica de los mismos".
Tocando el tema del "alarmante descenso de la población cristiana en Oriente Medio, incluida Israel, debido a la emigración", el Santo Padre observó que "desde luego los cristianos no son los únicos que sufren las consecuencias de la inseguridad y la violencia a raíz de los diversos conflictos de la región, pero en muchos aspectos son particularmente vulnerables en estos momentos".
Invocando la "creciente amistad" entre Israel y la Santa Sede, Benedicto XVI pidió que se encuentren formas de "tranquilizar a la comunidad cristiana para que tenga esperanza en un futuro seguro y pacífico en sus hogares ancestrales, sin sentir la presión de deber emigrar a otros lugares en el mundo para construir sus vidas".
"Los cristianos en Tierra Santa gozan desde hace mucho tiempo de buenas relaciones tanto con los musulmanes como con los judíos. Su presencia en vuestro país y el libre ejercicio de la misión y la vida de la Iglesia allí, representan un potencial para contribuir significativamente a restañar la separación entre ambas comunidades".
"Soy consciente de que las dificultades de los cristianos en Tierra Santa están también ligadas a la tensión continua entre las comunidades judía y palestina. La Santa Sede reconoce el derecho legítimo de Israel a la seguridad y a la defensa propia y condena firmemente cualquier forma de antisemitismo. Sostiene también que todos los pueblos tienen derecho a que se les concedan las mismas oportunidades para desarrollarse. En consecuencia, pido a su gobierno que haga todos los esfuerzos posibles para aliviar las privaciones que sufre la comunidad palestina, dándoles la libertad necesaria para llevar a cabo sus actividades legítimas, incluyendo el desplazamiento a sus lugares de culto, para que disfruten de mayor paz y seguridad".
"Está claro que esos temas pueden afrontarse solo en el contexto más amplio del proceso de paz en Oriente Medio", agregó el Papa, y recordando las negociaciones de paz en Annapolis, pidió que "no se desatiendan las esperanzas y las expectativas que allí se concretaron. (...) Cuando todos los pueblos de Tierra Santa vivan en paz y armonía, en dos estados independientes y soberanos, uno al lado de otro, el beneficio para la paz mundial será inestimable e Israel será realmente "luz de la naciones", un ejemplo luminoso de resolución de conflictos que seguirá el resto del mundo".
Benedicto XVI habló además del proceso de negociación de materias económicas y fiscales entre la Santa Sede e Israel, y manifestó el deseo de que los acuerdos en esos asuntos "se integren pronto en el sistema legislativo interno de Israel, sentando las bases duraderas para una cooperación fructuosa".
Por último, refiriéndose de nuevo a la situación de los cristianos en Tierra Santa y a "las dificultades causadas por la constante incertidumbre sobre sus derechos jurídicos y su estatus, sobre todo en lo concerniente a los visados para el personal eclesiástico", afirmó: "Sólo cuando dichas dificultades se superen, la Iglesia podrá llevar a cabo con libertad, su tarea religiosa, moral, educativa y caritativa, en la tierra donde nació".
CD/CREDENCIALES/ISRAEL:LEWY VIS 20080512 (760)
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