LA SECULARIZACION, UN DESAFIO PARA LA IGLESIA EN ALEMANIA

CIUDAD DEL VATICANO, 11 NOV 2006 (VIS).-En el discurso que dirigió ayer al primer grupo de prelados de la Conferencia Episcopal de Alemania, el Papa afirmó que la secularización de la sociedad es "un desafío providencial que hay que afrontar con valentía".

  El Santo Padre dijo que "la República Federal Alemana comparte con todo el mundo occidental la situación de una cultura caracterizada por la secularización, en la que Dios tiende a desaparecer cada vez más de la conciencia pública, el carácter singular de la persona de Cristo se desvanece y los valores que han sido forjados por la tradición de la Iglesia pierden eficacia".

  "Muchos se ven afectados por el desaliento y la resignación, actitudes que impiden el testimonio del Evangelio de Cristo que libera y salva". Ante este estado de cosas, se preguntó, "el cristianismo ¿no se convierte en una propuesta de sentido entre otras muchas? (...) Sin embargo, al mismo tiempo, muchos ante la fragilidad y el carácter efímero de la mayor parte de estas propuestas se vuelven a plantear y a ver con esperanza al mensaje cristiano y esperan de nosotros respuestas convincentes".

  Benedicto XVI manifestó la certeza de que "la Iglesia en Alemania tiene que reconocer la situación antes mencionada, un desafío providencial y afrontarlo con valentía".

  Refiriéndose a las relaciones con los numerosos musulmanes que viven en Alemania, el Papa señaló que "precisamente ellos, que con tanta seriedad están apegados a sus convicciones y a sus ritos, tienen el derecho a nuestro testimonio humilde y determinado de Jesucristo", y para que éste "sea creíble es necesario un gran esfuerzo". Por este motivo, añadió, "en las zonas en las que la población musulmana es más numerosa, debería haber interlocutores católicos, con conocimientos lingüísticos y de historia religiosa indispensables para poder dialogar con los musulmanes. Un diálogo así requiere ante todo un sólido conocimiento de la propia fe católica".

  El Papa habló a continuación de la enseñanza de la religión, de la escuela católica y de la formación de los católicos adultos. "Los "curricula" para la enseñanza de la religión -dijo- se deben orientar en el Catecismo de la Iglesia Católica". Por otra parte, "es fundamental que la introducción en la visión católica del mundo y en la práctica de la fe, además de la formación de la personalidad se transmitan no sólo en las clases de religión, sino también en (...) mediante el testimonio personal de los profesores". En cuanto a las instituciones y actividades para la formación de los adultos, hay que cuidar, dijo, "la selección de los temas y los relatores para que los contenidos centrales de la fe y del modo de vida cristiano no pasen a un segundo plano respecto a las cuestiones actuales o marginales que están en un primer plano".

  "La fidelidad al "depositum fidei", como es presentado por el Magisterio de la Iglesia, representa el presupuesto imprescindible para una investigación y una enseñanza teológicas serias".

  Por lo que concierne a la formación en los seminarios,  el Santo Padre recordó que el "llamado curso de introducción antes del inicio verdadero y propio del estudio es absolutamente necesario", sobre todo teniendo en cuenta que cada vez hay más candidatos al sacerdocio "que no vienen de ambientes tradicionales católicos". De este modo, "el estudiante podrá discernir mejor su vocación al sacerdocio en este período y los responsables de la formación presbiteral tendrán la posibilidad de hacerse una idea de los candidatos, de su madurez humana y de su vida de fe. En cambio, los dinamismos de grupo del juego de las partes, los grupos de auto-experiencia y otros experimentos psicológicos son menos indicados y pueden crear confusión e inseguridad".

  Benedicto XVI afrontó al final "un problema urgente: la relación entre sacerdotes y laicos en el cumplimiento de la misión de la Iglesia". Tras agradecer la colaboración activa de tantos laicos que "contribuyen a sostener la Iglesia", recordó que "la predicación durante la Santa Misa es un encargo ligado al ministerio sagrado; si existe un número suficiente de sacerdotes y diáconos, la distribución de la Comunión es una tarea suya".

  "Sólo el sacramento del Orden capacita al beneficiario a hablar y a actuar "in persona Christi". Es necesario seguir insistiendo en ello con paciencia y sabiduría y sacar las conclusiones necesarias".
AL/.../ALEMANIA                            VIS 20061113 (700)