CIUDAD DEL VATICANO, 13 NOV 2006 (VIS).-El Papa recibió hoy las cartas credenciales del nuevo embajador de Japón ante la Santa Sede, Kagefumi Ueno, a quien aseguró que "las ricas tradiciones culturales y espirituales del país han contribuido a la expansión de los valores humanos fundamentales".
La dimensión espiritual de la sociedad, que promueve "un auténtico diálogo entre las religiones y las culturas -dijo-, favorece un camino común fraterno y solidario, que sólo permite el desarrollo integral del ser humano".
"La búsqueda de la paz entre las naciones -continuó- debe ser hoy más que nunca una prioridad en las relaciones internacionales. (...) La violencia nunca podrá ser una respuesta justa a los problemas de las sociedades, porque destruye la dignidad, la vida y la libertad del ser humano, aquella que pretende defender. Para construir la paz son importantes las vías de orden cultural, político y económico".
El Santo Padre invitó al país nipón a "perseguir con decisión sus esfuerzos por contribuir al establecimiento de una paz justa y duradera en el mundo, particularmente en el Extremo Oriente. Frente a la crisis actual en esta región, la Santa Sede alienta a las negociaciones bilaterales y multilaterales, convencida de que la solución se debe buscar por medios pacíficos y respetando los compromisos tomados por todas las partes presentes para lograr la desnuclearización de la península coreana".
El Papa manifestó después el deseo de que "la comunidad internacional prosiga e intensifique la ayuda humanitaria a las poblaciones más vulnerables, particularmente a Corea del Norte, para que una interrupción eventual no acarree a la población civil graves consecuencias", y subrayó la "contribución generosa" de Japón a "la asistencia a los países más pobres".
"Es necesario -subrayó- que los lazos de interdependencia entre los pueblos, que se desarrollan cada vez más, vayan acompañados por un compromiso decidido para que las consecuencias nefastas de las fuertes disparidades (...) entre los países desarrollados y los países en desarrollo no se agraven, sino que se transformen en una solidaridad auténtica que estimule el crecimiento económico y social de los países más pobres"
Por último, Benedicto XVI expresó su alegría por "el respeto del que goza la Iglesia Católica en Japón", y saludó a sus obispos y a todos los fieles, "animándolos a vivir siempre más firmemente en la comunión de la fe, a proseguir su compromiso a favor de la paz y la reconciliación entre los pueblos de la región, colaborando generosamente con sus compatriotas".
CD/CREDENCIALES/JAPON:UENO VIS 20061113 (400)
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