CIUDAD DEL VATICANO, 13 NOV 2004 (VIS).-Esta tarde en la basílica vaticana, el Papa presidió la celebración de las Vísperas con ocasión del XL aniversario de la promulgación del decreto conciliar "Unitatis redintegratio". Participaron cardenales, obispos, delegados fraternos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como fieles de la diócesis de Roma.
Tras poner de relieve que la puesta en práctica del decreto "ha sido desde el inicio una de las prioridades pastorales" de su pontificado, y que la unidad ecuménica "corresponde a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, que ha querido un sola Iglesia", Juan Pablo II subrayó que "todos están llamados a rezar y a trabajar por la unidad de los discípulos de Cristo".
"En nuestra época -dijo- asistimos al crecimiento de un erróneo humanismo sin Dios y constatamos con profundo dolor los conflictos que ensangrientan el mundo. En esta situación, la Iglesia está llamada con mayor motivo a ser signo e instrumento de la unidad y de la reconciliación con Dios y entre los hombres".
El Santo Padre señaló que "nuestra época tiene una profunda nostalgia de paz. La Iglesia, signo creíble e instrumento de la paz de Cristo, tiene que comprometerse en superar las divisiones de los cristianos y ser cada vez más testigo de la paz que Cristo ofrece al mundo".
Tras destacar los pasos que se han dado hacia la unidad de los cristianos en estos 40 años, el Papa afirmó que "gracias a Dios, se han superado muchas diferencias e incomprensiones, pero todavía hay a lo largo del camino muchas piedras en las que se sigue tropezando. A veces siguen existiendo no sólo malentendidos y prejuicios, sino también dejadeces deplorables y estrecheces de corazón, y sobre todo, diferencias en materia de fe, que se concentran mayormente en torno al tema de la Iglesia, de su naturaleza y de sus ministerios". Además, continuó, "están aflorando nuevas divisiones en campo ético".
El Papa dijo que a pesar de que el camino "es todavía largo y costoso", no hay que perder la esperanza. "Hacer desde ahora lo que es posible nos hace crecer en la unidad y nos da entusiasmo para superar las dificultades. (...) La unidad de la única Iglesia, que ya existe en la Iglesia católica sin posibilidad de que se pierda, nos garantiza que un día también la unidad de todos los cristianos llegará a ser una realidad".
"No existe verdadero ecumenismo -terminó- sin conversión interior y purificación de la memoria, sin santidad de vida en conformidad con el Evangelio, y sobre todo sin una oración intensa y asidua que haga eco a la oración de Jesús" para que todos sean uno.
HML/VISPERAS:UNITATIS REDINTEGRATIO/... VIS 20041115 (440)
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