CIUDAD DEL VATICANO, 18 OCT 2004 (VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana a los participantes en la Conferencia Mundial de mujeres parlamentarias para la tutela de la infancia y de la adolescencia, promovida en Roma por la presidencia del parlamento italiano.
Juan Pablo II dijo que el objetivo de su encuentro era buscar "formas eficaces de defensa de los menores por parte de las instituciones". En este contexto, manifestó su aprecio por "este meritorio compromiso a favor de los más jóvenes, mientras os aliento a seguir en este camino, sabiendo que los niños y los adolescentes son el futuro y la esperanza de la humanidad".
Los niños, continuó, "son el tesoro más precioso de la familia, pero también el más frágil y vulnerable. Por eso, es necesario escucharles constantemente y atender sus exigencias legítimas y sus aspiraciones. En particular, nadie puede callar o permanecer indiferente cuando los niños inocentes sufren, son marginados o cuando se hiere su dignidad de personas humanas".
El Papa subrayó que "el inmenso grito de dolor de la infancia abandonada y violada en tantas regiones de la tierra, debe impulsar a las instituciones públicas, asociaciones privadas y a todos los hombres de buena voluntad a volver a caer en la cuenta del deber que tenemos todos de proteger, defender y educar con respeto y amor a estas criaturas frágiles".
"Para ser eficaces -concluyó- todas las acciones en defensa de la infancia y de la adolescencia se deben inspirar en aquella obligada consideración de sus derechos fundamentales".
AC/DEFENSA INFANCIA/... VIS 20041018 (260)
Juan Pablo II dijo que el objetivo de su encuentro era buscar "formas eficaces de defensa de los menores por parte de las instituciones". En este contexto, manifestó su aprecio por "este meritorio compromiso a favor de los más jóvenes, mientras os aliento a seguir en este camino, sabiendo que los niños y los adolescentes son el futuro y la esperanza de la humanidad".
Los niños, continuó, "son el tesoro más precioso de la familia, pero también el más frágil y vulnerable. Por eso, es necesario escucharles constantemente y atender sus exigencias legítimas y sus aspiraciones. En particular, nadie puede callar o permanecer indiferente cuando los niños inocentes sufren, son marginados o cuando se hiere su dignidad de personas humanas".
El Papa subrayó que "el inmenso grito de dolor de la infancia abandonada y violada en tantas regiones de la tierra, debe impulsar a las instituciones públicas, asociaciones privadas y a todos los hombres de buena voluntad a volver a caer en la cuenta del deber que tenemos todos de proteger, defender y educar con respeto y amor a estas criaturas frágiles".
"Para ser eficaces -concluyó- todas las acciones en defensa de la infancia y de la adolescencia se deben inspirar en aquella obligada consideración de sus derechos fundamentales".
AC/DEFENSA INFANCIA/... VIS 20041018 (260)
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