CIUDAD DEL VATICANO, 17 OCT 2004 (VIS).-Con una misa solemne celebrada en la basílica vaticana Juan Pablo II abrió esta tarde el Año de la Eucaristía, que concluirá a finales de octubre de 2005. La inauguración tuvo lugar en concomitancia con la clausura del 48 Congreso Eucarístico Internacional de Guadalajara (México).
Después de la Santa Misa, celebrada por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, con varios miembros del colegio cardenalicio, tuvo lugar la Exposición y Adoración del Santísimo Sacramento.
En conexión televisiva con Guadalajara, el Papa dirigió un mensaje a los participantes en la ceremonia conclusiva del congreso eucarístico. Recordando el tema del congreso, "La Eucaristía, Luz y Vida del Nuevo Milenio", el Santo Padre dijo que era una invitación "a considerar el Misterio eucarístico, no sólo en sí mismo, sino también en relación con los problemas de nuestro tiempo".
"De luz -exclamó- tiene necesidad el corazón del hombre, oprimido por el pecado, a veces desorientado y cansado, probado por sufrimientos de todo tipo". También el mundo, dijo, necesita luz "en la búsqueda difícil de una paz que parece lejana al inicio de un milenio perturbado y humillado por la violencia, el terrorismo y la guerra".
Juan Pablo II puso de relieve que a pesar de que la vida es la mayor aspiración humana, sobre ella "se ciernen sombras amenazadoras: la sombra de una cultura que niega el respeto de la vida en cada una de sus fases; la sombra de una indiferencia que condena a tantas personas a un destino de hambre y subdesarrollo; la sombra de una búsqueda científica que a veces está al servicio del egoísmo del más fuerte".
"Debemos sentirnos interpelados -afirmó- por las necesidades de tantos hermanos", sin olvidar que alimentarnos del cuerpo de Cristo "significa recibir la vida misma de Dios, abriéndonos a la lógica del amor y del compartir".
El Santo Padre invitó a pedir como los dos discípulos de Emaús que el "divino Caminante, conocedor de nuestro corazón, no nos deje prisioneros de las sombras de la noche. Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien. (...) Bendice a toda la humanidad".
"En la Eucaristía te has hecho 'remedio de inmortalidad': danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin. ¡Quédate con nosotros, Señor! ¡Quédate con nosotros!".
El Papa terminó anunciando que el próximo Congreso Eucarístico Internacional se celebrará en Québec (Canadá) en 2008.
HML/APERTURA AÑO EUCARISTÍA/... VIS 20041018 (430)
Después de la Santa Misa, celebrada por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, con varios miembros del colegio cardenalicio, tuvo lugar la Exposición y Adoración del Santísimo Sacramento.
En conexión televisiva con Guadalajara, el Papa dirigió un mensaje a los participantes en la ceremonia conclusiva del congreso eucarístico. Recordando el tema del congreso, "La Eucaristía, Luz y Vida del Nuevo Milenio", el Santo Padre dijo que era una invitación "a considerar el Misterio eucarístico, no sólo en sí mismo, sino también en relación con los problemas de nuestro tiempo".
"De luz -exclamó- tiene necesidad el corazón del hombre, oprimido por el pecado, a veces desorientado y cansado, probado por sufrimientos de todo tipo". También el mundo, dijo, necesita luz "en la búsqueda difícil de una paz que parece lejana al inicio de un milenio perturbado y humillado por la violencia, el terrorismo y la guerra".
Juan Pablo II puso de relieve que a pesar de que la vida es la mayor aspiración humana, sobre ella "se ciernen sombras amenazadoras: la sombra de una cultura que niega el respeto de la vida en cada una de sus fases; la sombra de una indiferencia que condena a tantas personas a un destino de hambre y subdesarrollo; la sombra de una búsqueda científica que a veces está al servicio del egoísmo del más fuerte".
"Debemos sentirnos interpelados -afirmó- por las necesidades de tantos hermanos", sin olvidar que alimentarnos del cuerpo de Cristo "significa recibir la vida misma de Dios, abriéndonos a la lógica del amor y del compartir".
El Santo Padre invitó a pedir como los dos discípulos de Emaús que el "divino Caminante, conocedor de nuestro corazón, no nos deje prisioneros de las sombras de la noche. Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien. (...) Bendice a toda la humanidad".
"En la Eucaristía te has hecho 'remedio de inmortalidad': danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin. ¡Quédate con nosotros, Señor! ¡Quédate con nosotros!".
El Papa terminó anunciando que el próximo Congreso Eucarístico Internacional se celebrará en Québec (Canadá) en 2008.
HML/APERTURA AÑO EUCARISTÍA/... VIS 20041018 (430)
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