CREDENCIALES DEL NUEVO EMBAJADOR DE LA REPUBLICA CHECA

CIUDAD DEL VATICANO, 28 ABR 2003 (VIS) - El Papa recibió hoy en el Vaticano al nuevo embajador de la República Checa ante la Santa Sede, Pavel Jajtner, que le presentó sus cartas credenciales.

En su discurso en inglés, el Santo Padre dijo que "las relaciones diplomáticas de la Iglesia forman parte de su misión de servicio a la familia humana. Esa misión es eminentemente espiritual y por lo tanto diversa de las de orden político, pero su ardiente deseo de fomentar relaciones provechosas con la sociedad civil brota de su larga experiencia de intentar aplicar los valores universales que atañen a la verdad y al amor, al vasto mosaico de culturas y naciones que constituyen nuestro mundo. Efectivamente, la actividad diplomática de la Santa Sede está motivada por la tarea de promoverá y comprender la dignidad de la persona humana y la de fomentar la paz entre los pueblos, condiciones esenciales para el desarrollo auténtico de los individuos y las naciones".

Después, refiriéndose a la "libertad política de la que disfruta en la actualidad el pueblo checo" el Papa agregó: "La historia nos enseña que el viaje de la opresión a la libertad es arduo, a menudo caracterizado por la fascinación de falsas formas de libertad y vacías promesas de esperanza. Aunque el desarrollo económico y las consiguientes transformaciones sociales han beneficiado a muchas personas en vuestro país, hay que proteger a los miembros más débiles de la sociedad, en particular a los pobres, los marginados, los enfermos y los ancianos".

"El desarrollo auténtico no puede alcanzarse solamente por medios económicos -subrayó Juan Pablo II-. Lo que se ha dado en llamar 'idolatría del mercado', una consecuencia de la denominada 'civilización del consumo', tiende a cosificar a las personas y a subordinar el ser al tener. Así se disminuye gravemente la dignidad de las personas y no se promueve adecuadamente la solidaridad humana. En cambio, el reconocimiento de la naturaleza espiritual de la persona humana y el renovado aprecio del car cter moral del desarrollo social y económico deben ser los requisitos fundamentales de la transformación de la sociedad en una verdadera civilización del amor".

El Santo Padre recordó que al entrar en el tercer milenio, los países, las personas y los grupos en Europa están reflexionando "sobre el papel definitivo y fundamental de la cristiandad en sus culturas particulares. Usted mismo se refirió a que las verdades y los valores de la cristiandad han sido durante mucho tiempo la base de la construcción de la sociedad europea, dando forma a sus instituciones civiles y políticas". El Papa recalcó la importancia de la enseñanza cristiana que "afirma con vigor y defiende el origen de la dignidad de la persona humana y su lugar en el plan de Dios".

"En este contexto -concluyó- no podemos dejar de notar que un eclipse del sentido de Dios se ha transformado en un eclipse del sentido del ser humano y de la sublime maravilla de la vida a la que está llamado. Las trágicas lacras de la guerra y la dictadura siguen desfigurando con violencia el plan amoroso de Dios para la humanidad, al igual que de forma más sutil el materialismo creciente, el utilitarismo y la marginación de la fe socavan gradualmente la verdadera naturaleza de la vida como don de Dios. En un momento en el que las naciones de Europa se preparan a una nueva configuración, el deseo de responder a los retos de un orden mundial que cambia debe tener en cuenta la perenne proclamación de la Iglesia de la verdad que libera a los pueblos y que lleva a las instituciones culturales y civiles al progreso verdadero".

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