CIUDAD DEL VATICANO, 23 MAR 2002 (VIS) - El Santo Padre recibió esta mañana a una delegación de doctores que se encuentran en Roma para celebrar un congreso con el fin de sensibilizar a la opinión pública sobre el problema de la prevención del cánceren el aparato digestivo. El Papa les dio las gracias por el servicio que prestan y afirmó que esperaba que su profesión "estuviera siempre inspirada por los valores éticos perennes que constituyen su sólida base".
El Papa se refirió a "la creciente disponibilidad de recursos técnicos y farmacológicos que permiten discernir con prontitud en la mayoría de los casos, los síntomas del cáncere intervenir así con mayor rapidez y eficacia" e invitó a los doctores a "proseguir con confianza y tenacidad la investigación y la terapia, empleando los recursos científicos mas avanzados".
"Ciertamente -subrayó- no podemos olvidar que el ser humano es limitado y mortal. Hay que acercarse al paciente con un sano realismo que impida dar a la persona que sufre la ilusión de la omnipotencia de la medicina. Hay límites que no es humanamente posible superar; en esos casos es necesario saber aceptar con serenidad la propia condición humana, que el creyente sabe leer a la luz de la divina providencia".
Juan Pablo II recordó que "la complejidad de la persona humana exige que, a la hora de suministrar el tratamiento necesario, se tome en consideración tanto el espíritu como el cuerpo. Sería presuntuoso contar solo con la tecnología. (...) El concepto de salud, tan querido al pensamiento cristiano, contrasta con una visión que la reduce a un mero equilibrio psico-físico. Esa visión olvida la dimensión espiritual de la persona y acabaría poniendo en peligro el verdadero bien".
"Informar a los ciudadanos con respeto y verdad, especialmente cuando están afectados por situaciones patológicas, constituye una misión verdadera y propia para quienes tienen a su cargo la salud pública".
AC;MEDICINA; CANCER;...;...;VIS;20020325;300;
El Papa se refirió a "la creciente disponibilidad de recursos técnicos y farmacológicos que permiten discernir con prontitud en la mayoría de los casos, los síntomas del cáncere intervenir así con mayor rapidez y eficacia" e invitó a los doctores a "proseguir con confianza y tenacidad la investigación y la terapia, empleando los recursos científicos mas avanzados".
"Ciertamente -subrayó- no podemos olvidar que el ser humano es limitado y mortal. Hay que acercarse al paciente con un sano realismo que impida dar a la persona que sufre la ilusión de la omnipotencia de la medicina. Hay límites que no es humanamente posible superar; en esos casos es necesario saber aceptar con serenidad la propia condición humana, que el creyente sabe leer a la luz de la divina providencia".
Juan Pablo II recordó que "la complejidad de la persona humana exige que, a la hora de suministrar el tratamiento necesario, se tome en consideración tanto el espíritu como el cuerpo. Sería presuntuoso contar solo con la tecnología. (...) El concepto de salud, tan querido al pensamiento cristiano, contrasta con una visión que la reduce a un mero equilibrio psico-físico. Esa visión olvida la dimensión espiritual de la persona y acabaría poniendo en peligro el verdadero bien".
"Informar a los ciudadanos con respeto y verdad, especialmente cuando están afectados por situaciones patológicas, constituye una misión verdadera y propia para quienes tienen a su cargo la salud pública".
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