CIUDAD DEL VATICANO, 25 MAR 2002 (VIS) - Se ha publicado hoy el discurso pronunciado el 22 de marzo por el arzobispo Diarmuid Martin, observador permanente de la Santa Sede, durante el debate sobre la discriminación racial en la 58 sesión de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La reunión se celebra del 18 de marzo al 26 de abril en Ginebra (Suiza).
El nuncio subrayó como "los hechos del año pasado han llevado nuestra atención a la necesidad de dar forma a una nueva visión, en el mundo contemporáneo, de la coexistencia de personas, pueblos y naciones, con su diferente pasado e historia".
"'La bancarrota moral del prejuicio racial y de la animosidad étnica' -prosiguió citando las palabras de Juan Pablo II- solo pueden eliminarse definitivamente a través de un esfuerzo consciente de solidaridad y un reconocimiento de la unidad esencial de la familia humana. El terrorismo es una afrenta a la dignidad humana y debe ser combatido enérgicamente. La lucha contra el terrorismo, sin embargo, es por definición un derecho en favor de las normas jurídicas, de las relaciones entre las personas y las naciones, basadas en el respeto de la dignidad de cada persona humana y de sus derechos humanos fundamentales".
El arzobispo Martin, refiriéndose a las cuestiones del racismo, la discrimación racial, la xenofobia y la intolerancia relacionadas, afirmó que "cada generación debe decir 'no' al racismo y construir su 'sí' en favor de la verdad, la justicia, la libertad y el amor, para que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos inalienables y todos los pueblos gocen de la paz".
DELSS;RACISMO;...;GINEBRA; MARTIN;VIS;20020325;280;
El nuncio subrayó como "los hechos del año pasado han llevado nuestra atención a la necesidad de dar forma a una nueva visión, en el mundo contemporáneo, de la coexistencia de personas, pueblos y naciones, con su diferente pasado e historia".
"'La bancarrota moral del prejuicio racial y de la animosidad étnica' -prosiguió citando las palabras de Juan Pablo II- solo pueden eliminarse definitivamente a través de un esfuerzo consciente de solidaridad y un reconocimiento de la unidad esencial de la familia humana. El terrorismo es una afrenta a la dignidad humana y debe ser combatido enérgicamente. La lucha contra el terrorismo, sin embargo, es por definición un derecho en favor de las normas jurídicas, de las relaciones entre las personas y las naciones, basadas en el respeto de la dignidad de cada persona humana y de sus derechos humanos fundamentales".
El arzobispo Martin, refiriéndose a las cuestiones del racismo, la discrimación racial, la xenofobia y la intolerancia relacionadas, afirmó que "cada generación debe decir 'no' al racismo y construir su 'sí' en favor de la verdad, la justicia, la libertad y el amor, para que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos inalienables y todos los pueblos gocen de la paz".
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