Ciudad
del Vaticano, 15 de febrero de 2016 (Vis).-Una vez acabada la misa,
el Papa invitó a sus participantes a rezar con el el Ángelus y a
reflexionar, antes de la oración mariana, sobre la primera lectura
de ayer domingo cuando Moisés se dirige a su pueblo en el momento de
la cosecha y de la abundancia para recordarle que no se olvide de su
orígenes, es decir ni de su procedencia ni de las dificultades que
han tenido que atravesar.
''La
acción de gracias nace y crece en una persona y en un pueblo que sea
capaz de hacer memoria -explicó Francisco- Tiene sus raíces en el
pasado, que entre luces y sombras fue gestando el presente. En este
día de fiesta, en este día podemos celebrar lo bueno que el Señor
ha sido con nosotros. Damos gracias por la oportunidad de estar
reunidos presentándole al Buen Padre las primicias de nuestros
hijos, nietos, de nuestros sueños y proyectos. Las primicias de
nuestras culturas, de nuestras lenguas y de nuestras tradiciones. Las
primicias de nuestros desvelos''.
''¡Cuánto
ha tenido que pasar cada uno de ustedes para llegar hasta acá
-exclamó- cuánto han tenido que ''caminar'' para hacer de este día
una fiesta, una acción de gracias. Cuánto han caminado otros que no
han podido llegar pero gracias a ellos nosotros hemos podido seguir
andando. Hoy, siguiendo la invitación de Moisés, queremos como
pueblo hacer memoria, queremos ser el pueblo de la memoria viva del
paso de Dios por su Pueblo, en su Pueblo. Queremos mirar a nuestros
hijos sabiendo que heredarán no sólo una tierra, una lengua, una
cultura y una tradición, sino que heredarán también el fruto vivo
de la fe que recuerda el paso seguro de Dios por esta tierra. La
certeza de su cercanía y de su solidaridad. Una certeza que nos
ayuda a levantar la cabeza y esperar con ganas la aurora''.
''Con
ustedes, también me uno a esta memoria agradecida. A este recuerdo
vivo del paso de Dios por sus vidas. Mirando a sus hijos no puedo no
dejar de hacer mías las palabras que un día les dirigió el beato
Pablo VI al pueblo mexicano: ''Un cristiano no puede menos que
demostrar su solidaridad ... para solucionar la situación de
aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la
oportunidad de un trabajo honorable, … no puede quedar insensible
mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer
realidad sus legítimas aspiraciones''. Y luego, prosigue el beato
Pablo VI con una invitación a ''estar siempre en primera línea en
todos los esfuerzos ... para mejorar la situación de los que sufren
necesidad'', a ver ''en cada hombre un hermano y, en cada hermano a
Cristo''.
Después
de citar a su antecesor, Francisco invitó al pueblo mexicano a estar
nuevamente hoy ''en primera línea, a primerear en todas las
iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una
tierra de oportunidad. Donde no haya necesidad de emigrar para soñar;
donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya
necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el
oportunismo de unos pocos. Una tierra que no tenga que llorar a
hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las
manos de los traficantes de la muerte''.
''Esta
tierra tiene sabor a Guadalupana -finalizó el Obispo de Roma- la que
siempre Madre se nos adelantó en el amor, y digámosle desde el
corazón: Virgen Santa, ''ayúdanos a resplandecer en el testimonio
de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la
justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive
de su luz'' .
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