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domingo, 29 de noviembre de 2015

El Papa llega a la República Centroafricana como mensajero de paz y apóstol de esperanza


Ciudad del Vaticano, 29 de noviembre de 2015 (Vis).-Esta mañana, a las 9,15 (hora local, 7,15, hora de Roma el Santo Padre se despidió de Uganda, para embarcarse rumbo a la República Centroafricana, última etapa de su viaje en África, a cuya capital Bangui, llegó a las 10,00 hora local, la misma hora en Roma). El Papa fue recibido por la Jefe de Estado de la Transición de la República Centroafricana, Catherine Samba-Panza, que es además vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Africanas. La Jefe de Estado, alcalde de la capital durante el conflicto armado (2012-2013) fue elegida como presidenta ad interim para gobernar la etapa de transición del país tras la guerra civil hasta las elecciones presidenciales y parlamentarias en programa para el próximo mes de diciembre.

Desde el aeropuerto el Papa se desplazó al Palais de la Renaissance, donde tras encontrar en privado a la familia de la Presidenta, tuvo lugar su encuentro con la clase dirigente y el cuerpo diplomático acreditado en ese país a través de los cuales Francisco quiso manifestar su simpatía y cercanía espiritual a todos los centroafricanos. El Obispo de Roma saludó también a los representantes de las organizaciones internacionales cuyo trabajo evoca ''el ideal de solidaridad y de cooperación que se ha de promover entre los pueblos y las naciones''.

''En este momento en que la República Centroafricana se encamina, poco a poco y a pesar de las dificultades, hacia la normalización de su vida social y política, piso por primera vez esta tierra, siguiendo los pasos de mi predecesor san Juan Pablo II -continuó Francisco- Vengo como peregrino de la paz, y me presento como apóstol de la esperanza. Por este motivo, felicito a las diversas autoridades nacionales e internacionales, con la Jefa del Estado de Transición a la cabeza, por los esfuerzos que han realizado para dirigir el país en esta etapa. Deseo ardientemente que las diferentes consultas nacionales, que se celebrarán en las próximas semanas, permitan al país entrar con serenidad en una nueva etapa de su historia''.

El Papa recordó el lema de la República Centroafricana,''Unidad – Dignidad – Trabajo''. que resume la esperanza de los pioneros y el sueño de los padres fundadores, es como ''una luz para el camino''. ''Hoy más que nunca -destacó- esta trilogía expresa las aspiraciones de todos los centroafricanos y, por tanto, es una brújula segura para las autoridades que han de guiar los destinos del país. Unidad, dignidad, trabajo. Tres palabras cargadas de significado, cada una de las cuales representa más una obra por hacer que un programa acabado, una tarea que llevar a cabo sin cesar''.

En primer lugar, la unidad, un valor fundamental para la armonía de los pueblos. ''Se ha de vivir y construir teniendo en cuenta la maravillosa diversidad del mundo circundante, evitando la tentación de tener miedo de los demás, del que no nos es familiar, del que no pertenece a nuestro grupo étnico, a nuestras opciones políticas o a nuestra religión -afirmó- La unidad requiere, por el contrario, crear y promover una síntesis de la riqueza que cada uno lleva consigo. La unidad en la diversidad es un desafío constante que reclama creatividad, generosidad, abnegación y respeto por los demás.

Después, la dignidad. Este valor moral, ''sinónimo de honestidad, lealtad, bondad y honor, es el que caracteriza a los hombres y mujeres conscientes de sus derechos y de sus deberes, y que lleva al respeto mutuo. Cada persona tiene una dignidad. He escuchado con agrado que la República Centroafricana es el país ''Zo Kwe zo'', el país donde cada uno es una persona. Hay que hacer lo que sea para salvaguardar la condición y dignidad de la persona humana. Y el que tiene los medios para vivir una vida digna, en lugar de preocuparse por sus privilegios, debe tratar de ayudar a los pobres para que puedan acceder también a una condición de vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su potencial humano, cultural, económico y social. Por lo tanto, el acceso a la educación y a la sanidad, la lucha contra la desnutrición y el esfuerzo por asegurar a todos una vivienda digna, ha de tener un puesto principal en un plan de desarrollo que se preocupe de la dignidad humana. En última instancia, la grandeza del ser humano consiste en trabajar por la dignidad de sus semejantes''.

La tercera, el trabajo. ''A través del trabajo ustedes pueden mejorar la vida de sus familias-señaló el Papa citando las palabras de San Pablo: ''No corresponde a los hijos ahorrar para los padres, sino a los padres para los hijos''. ''El esfuerzo de los padres pone de manifiesto su amor por los hijos -señaló- Ustedes, centroafricanos, pueden mejorar esta maravillosa tierra, usando con responsabilidad sus múltiples recursos. Su país se encuentra en una zona que, debido a su excepcional riqueza en biodiversidad, está considerada como uno de los dos pulmones de la humanidad. En este sentido, y remitiéndome a la Encíclica Laudato si’, me gustaría llamar la atención de todos, ciudadanos, autoridades del país, socios internacionales y empresas multinacionales, acerca de la grave responsabilidad que les corresponde en la explotación de los recursos medioambientales, en las opciones y proyectos de desarrollo, que de una u otra manera afectan a todo el planeta. La construcción de una sociedad próspera debe ser una obra solidaria. La sabiduría de sus gentes ha comprendido siempre esta verdad y la ha expresado en este refrán: ''Aunque pequeñas, las hormigas son muchas y por eso almacenan un gran botín en su nido''.

''Sin duda resulta superfluo hacer hincapié en la importancia crucial que tiene la conducta y la gestión de las autoridades públicas. Ellas deben ser las primeras que han de encarnar en sus vidas con coherencia los valores de la unidad, la dignidad y el trabajo, y ser un ejemplo para sus compatriotas.

''La historia de la evangelización de esta tierra y la historia socio-política del país dan fe del compromiso de la Iglesia con los valores de la unidad, la dignidad y el trabajo. Recordando a los pioneros de la evangelización de la República Centroafricana, saludo a mis hermanos obispos, responsables de continuarla en la actualidad. Junto a ellos, renuevo el propósito de esta Iglesia particular de contribuir cada vez más a la promoción del bien común, especialmente a través de la búsqueda de la paz y la reconciliación. No me cabe duda de que las autoridades centroafricanas, actuales y futuras, se esforzarán sin descanso para garantizar a la Iglesia unas condiciones favorables para el cumplimiento de su misión espiritual. Así podrá contribuir todavía más a ''promover a todos los hombres y a todo el hombre'' por usar la feliz expresión de mi predecesor, el beato Papa Pablo VI, que hace casi 50 años fue el primer Papa de los últimos tiempos que vino a África, para alentarla y confirmarla en el bien, en el alba de un nuevo amanecer''.

El Papa finalizó su discurso agradeciendo los esfuerzos realizados por la Comunidad internacional, representada por el Cuerpo diplomático y los miembros de varias Misiones de las organizaciones internacionales. ''Les animo fervientemente -dijo- a que sigan avanzando todavía más en el camino de la solidaridad, con la esperanza de que su compromiso, unido al de las Autoridades centroafricanas, sirva para que el país progrese, sobre todo en la reconciliación, el desarme, la preservación de la paz, la asistencia sanitaria y la cultura de una buena gestión en todos los ámbitos. Por último, me gustaría expresar de nuevo mi alegría por visitar este hermoso país, que situado en el corazón de África está habitado por un pueblo profundamente religioso y con un rico patrimonio natural y cultural. Veo que es un país bendecido por Dios. Que el pueblo de Centroáfrica, así como sus líderes e interlocutores, aprecien el verdadero valor de estos dones, trabajando sin cesar por la unidad, la dignidad humana y la paz basada en la justicia. Que Dios los bendiga a todos. Gracias''.

Después de su encuentro con la clase dirigente del país, el Santo Padre se trasladó en papamóvil al campo de refugiados de la parroquia de St. Sauveur donde fue acogido por los niños que viven allí y recibió la bienvenida de una de las mujeres acogidas en St. Sauveur. El Papa saludó a todos y les dirigió unas breves palabras. ''Tenemos que trabajar para hacer todo lo posible por la paz y rezar por ella- dijo- Pero la paz sin amor, sin amistad, sin tolerancia, sin perdón, no es posible. Cada uno de nosotros tiene que hacer algo. Yo os deseo a todos y a todos los centroafricanos la paz, una gran paz entre vosotros; que podáis vivir en paz, cualquiera sea vuestra etnia, cultura, religión, estado social. Paz a todos, porque todos somos hermanos''.

''Me gustaría que los repitiéramos juntos'' -continuó- invitando a la multitud que lo saludaba a repetirlo: ''Todos somos hermanos''. Y así hicieron tres veces los refugiados de St. Sauveur, mientras un traductor repetía en su idioma las palabras de Francisco. '' Y por esto, porque todos somos hermanos queremos la paz'', finalizó el Papa.

Está previsto que esta tarde, tras almorzar con los obispos de la República Centroafricana en la nunciatura apostólica, Francisco visite la Facultad de Teología de Bangui donde promunciará un discurso ante las comunidades evangélicas del país.


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