Ciudad
del Vaticano, 7 de septiembre de 2015 (Vis).- ''La paz es siempre
posible- Religiones y culturas en diálogo'', es el título del
XXVIII Encuentro
Internacional por la Paz, promovido por la Comunidad de San Egidio y
que esta vez, veinte años después del final de la guerra en los
Balcanes, se desarrolla en Tirana (Albania) del 6 al 8 de septiembre.
Los Encuentros siguen el surco trazado por san Juan Pablo II con el
primero de ellos que tuvo lugar en 1986 en Asís (Italia).
Reproducimos
a continuación amplios extractos del mensaje que el Santo Padre ha
enviado a sus participantes y que está fechado el 29 de agosto de
2015, memoria del martirio de San Juan Bautista.
''Mientras
cambian los escenarios de la historia y los pueblos están llamados
a hacer frente a transformaciones profundas y, a veces dramáticas,
se advierte cada vez más la necesidad de que los seguidores de
diferentes religiones se encuentren, dialoguen, caminen juntos y
colaboren por la paz, en el "espíritu de Asís" que hace
referencia al testimonio luminoso de San Francisco''.
''Este
año habéis elegido Tirana, capital de un país que se ha convertido
en un símbolo de la coexistencia pacífica entre las diferentes
religiones, después de una larga historia de sufrimiento... Quise
elegir Albania como el primer país europeo que visitar, precisamente
para alentar el camino de la convivencia pacífica después de las
trágicas persecuciones que sufrieron los creyentes albaneses en el
siglo pasado. La larga lista de mártires todavía habla de ese
período oscuro, pero también del poder de la fe que no se deja
doblegar por la prepotencia del mal. En ningún otro país del mundo
ha sido tan fuerte la decisión de excluir a Dios de la vida de un
pueblo; incluso un signo religioso era suficiente para ser castigado
con la prisión, cuando no con la muerte. Este triste primado ha
marcado profundamente al pueblo albanés, hasta el momento de la
libertad recuperada cuando los miembros de las diversas comunidades
religiosas, probadas por los sufrimientos comunes, se volvieron a
encontrar para vivir juntos en paz''.
''Y
debido a que tiene su fundamento en Dios, "la paz es siempre
posible", como el título de vuestro encuentro de este año. Y
es necesario reafirmar esta verdad especialmente hoy, cuando en
algunas partes del mundo parecen prevalecer la violencia, la
persecución y los abusos contra la libertad religiosa, junto con la
resignación ante los conflictos que se arrastran. ¡Nunca debemos
resignarnos a la guerra! Y no podemos permanecer indiferentes frente
aquellos que sufren a causa de la guerra y la violencia. Por eso he
elegido como tema de la próxima Jornada Mundial de la Paz: "Vence
la indiferencia y conquista la paz." Pero la violencia es
también construir muros y barreras para bloquear a los que buscan
un lugar de paz. Violencia es rechazar a los que huyen de
condiciones inhumanas esperando un futuro mejor. Violencia es
descartar a los niños y ancianos de la sociedad y de la vida misma
Violencia es ensanchar la brecha entre los que desperdician lo
superfluo y los que carecen de lo necesario!''
''En
este mundo, la fe en Dios nos hace creer y nos hace exclamar en voz
alta que la paz es posible. La fe nos mueve a confiar en Dios y no
resignarnos a la obra del mal. Como creyentes estamos llamados a
redescubrir la vocación universal a la paz depositada en el corazón
de nuestras diversas tradiciones religiosas, y a presentarla con
valentía a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Y reitero cuanto
afirmé a ese propósito siempre en Tirana hablando con los líderes
religiosos: "La verdadera religión es fuente de paz y no de
violencia! Nadie puede usar el nombre de Dios para cometer actos de
violencia! Matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio! Discriminar
en el nombre de Dios es inhumano''.
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