Ciudad
del Vaticano, 7 de septiembre de 2015 (Vis).-
El
Santo Padre ha recibido esta mañana en audiencia a los obispos de la
Conferencia Episcopal de Portugal al final de su quinquenal visita
''ad limina'', y al términe de la misma les hizo entrega de un
discurso en el que elogia entre otras cosas, el crecimiento de la
sinodalidad como estilo de vida pastoral en sus iglesias particulares
así como algunas iniciativas entre las que destaca la consulta
general sobre las creencias y la fe del pueblo portugués, que tuvo
una primera respuesta en la Nota ''Promover la renovación de Ia
Pastoral de la Iglesia en Portugal'' (abril de 2013).
El
Pontífice también subraya que de los informes quinquenales de los
obispos se desprende que la Iglesia que vive en Portugal tiene más
luces que sombras y que su vida es serena, guiada por el sentido
común, que es escuchada por la mayoría de la población y las
instituciones nacionales, a pesar de que no siempre se siga su voz.
El pueblo es hospitalario, generoso y religioso, ama la paz y quiere
justicia y el episcopado está fraternalmente unido. Los sacerdotes
están bien preparados espiritual y culturalmente y los consagrados y
consagradas son fieles al carisma de su fundadores, mientras los
laicos expresan en el mundo la presencia efectiva de la Iglesia.
El
Papa alerta, en cambio, del abandono de la práctica cristiana de los
jóvenes después de la Confirmación, precisamente en una edad en la
que se toman las riendas de la vida futura y se pregunta si no será
porque la propuesta catequética no crece con ellos para responder a
sus preguntas e inquietudes. Por eso invita a los prelados a
replantear la cuestión de un camino de catequesis global que abarque
las diferentes edades del ser humano y los anima recordando que el
Señor aseguró su presencia constante y su asistencia infalible a su
Iglesia.
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