Ciudad
del Vaticano, 20 de septiembre de 2015 (Vis).-''Misionero de la
Misericordia'' es el lema que ha elegido el Papa Francisco para su
visita a Cuba, donde comenzó ayer su décimo viaje apostólico. El
Santo Padre llegó al aeropuerto José Martí, de La Habana, a las
16, 00 (hora local, 22 en Roma) después de doce horas de vuelo y fue
acogido por el Presidente de Cuba, Raul Castro y por el cardenal
arzobispo de La Habana, Jaime Ortega y Alamino, a quien acompañaba
el arzobispo Dionisio Guillermo García Ibáñez, Presidente de la
Conferencia Episcopal.
Después
de los saludos protocolarios y de la interpretación del himno de
Cuba y del himno Pontificio, el Presidente Castro pronunció un
discurso al que siguió el del Papa, que agradeció sus palabras de
bienvenida, en nombre del Gobierno y de todo el pueblo cubano y le
pidió después que transmitiera sus sentimientos de especial
consideración y respeto a su hermano Fidel. ''A su vez -prosiguió
Francisco- quisiera que mi saludo llegase especialmente a todas
aquellas personas que, por diversos motivos, no podré encontrar y a
todos los cubanos dispersos por el mundo''.
Tras
señalar que en 2015 se celebra el 80 aniversario del
establecimiento de relaciones diplomáticas
ininterrumpidas entre la República de Cuba y la Santa Sede,
el Papa afirmó que llegaba a esa ''querida nación siguiendo las
huellas indelebles del camino abierto por los inolvidables viajes
apostólicos que realizaron a esta Isla mi dos predecesores, san Juan
Pablo II y Benedicto XVI. Sé que su recuerdo suscita gratitud y
cariño en el pueblo y las autoridades de Cuba. Hoy renovamos estos
lazos de cooperación y amistad para que la Iglesia siga acompañando
y alentando al pueblo cubano en sus esperanzas y en sus
preocupaciones, con libertad y con los medios y espacios necesarios
para llevar el anuncio del Reino hasta las periferias existenciales
de la sociedad''.
El
viaje apostólico coincide además con el I Centenario de la
declaración de la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de
Cuba, por Benedicto XV y Francisco recordó que fueron los veteranos
de Guerra de la Independencia, movidos por sentimientos de fe y
patriotismo, quienes pidieron que la Virgen mambisa fuera la patrona
de Cuba como nación libre y soberana. ''Desde entonces -dijo- Ella
ha acompañado la historia del pueblo cubano, sosteniendo la
esperanza que preserva la dignidad de las personas en las situaciones
más difíciles y abanderando la promoción de todo aquello que
dignifica al ser humano. Su creciente devoción es testimonio visible
de la presencia de la Virgen en el alma del pueblo cubano. En estos
días tendré ocasión de ir al Cobre, como hijo y peregrino, para
pedirle a nuestra Madre por todos sus hijos cubanos y por esta
querida Nación, para que transite por los caminos de justicia, paz,
libertad y reconciliación''.
''Geográficamente,
Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con un
valor extraordinario como ''llave'' entre el norte y el sur, entre el
este y el oeste. Su vocación natural es ser punto de encuentro para
que todos los pueblos se reúnan en amistad, como soñó José Martí,
''por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares''
-dijo, citando al escritor cubano- Ese mismo fue el deseo de san
Juan Pablo II con su ardiente llamamiento a ''que Cuba se abra con
todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a
Cuba''.
''Desde
hace varios meses, estamos siendo testigos de un acontecimiento que
nos llena de esperanza: el proceso de normalización de las
relaciones entre dos pueblos, tras años de distanciamiento. Es un
signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo, del
''sistema del acrecentamiento universal… por sobre el sistema,
muerto para siempre, de dinastía y de grupos'' -afirmó citando de
nuevo a José Martí- Animo a los responsables políticos a continuar
avanzando por este camino y a desarrollar todas sus potencialidades,
como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a favor
de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y como
ejemplo de reconciliación para el mundo entero''.El
mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de tercera guerra
mundial por etapas que estamos viviendo''.
El
Pontífice acabó su primer discurso en tierra cubana invocando para
su estancia en la isla ''la intercesión de la Virgen de la Caridad
del Cobre, de los beatos Olallo Valdés y José López Piteira y del
venerable Félix Varela, gran propagador del amor entre los cubanos y
entre todos los hombres, para que aumenten nuestros lazos de paz,
solidaridad y respeto mutuo''.
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