Ciudad
del Vaticano, 27 de marzo 2015 (VIS).-El
arzobispo Silvano M. Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede
ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en
Ginebra intervino el pasado 10 de marzo en la 28ª sesión del
Consejo para los Derechos Humanos con un discurso dedicado a la
libertad religiosa y a la libertad de expresión del que reproducimos
a continuación amplios párrafos.
''La comunidad internacional debe
ahora hacer frente a un reto delicado, complejo y urgente que atañe
al respeto por las sensibilidades religiosas y la necesidad de la
convivencia pacífica en un mundo cada vez más plural, y más
específicamente, al establecimiento de una relación adecuada entre
la libertad de expresión y la libertad de religión. La relación
entros estos derechos humanos básicos ha demostrado ser difícil de
afrontar tanto en ámbito normativo como institucional...El fracaso
de estos esfuerzos es evidente allí donde el uso excesivo e
irresponsable de la libertad de expresión se transforma en
intimidación, amenazas e insultos que pisotean la libertad de
religión y por desgracia pueden deesmbocar en la intolerancia y la
violencia. Del mismo modo, el Relator Especial sobre la libertad de
religión se ha centrado en la violencia perpetrada "en nombre
de la religión" y sus causas profundas''.
''Lamentablemente, en nuestros días,
la violencia abunda. Si por genocidio se entiende todo acto cometido
con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo
nacional, étnico, racial o religioso en cuanto tal, la Comunidad
Internacional asiste, indudablemente, a una suerte de genocidio en
algunas regiones del mundo, donde se sigue esclavizando y vendiendo a
mujeres y niños, matando a hombres jóvenes y quemando, decapitando
y forzando a las personas al exilio. En este contexto, la Delegación
de la Santa Sede desea someter a la reflexión común del Consejo
para los Derechos Humanos que estos y otros crímenes abominables se
cometen contra personas pertenecientes a antiguas comunidades
simplemente porque sus creencias, su sistema social y su cultura son
diferentes de las de los combatientes fundamentalistas del grupo
llamado el "Estado islámico". La referencia a la religión
con el fin de asesinar personas y destruir la evidencia de la
creatividad humana a lo largo de la historia hace que las atrocidades
cometidas sean todavía más repugnantes y condenables. La respuesta
adecuada de la Comunidad Internacional, que finalmente debe dejar de
lado los intereses partidistas y salvar las vidas, es un imperativo
moral ''.
''La violencia, sin embargo, no viene
de la religión, sino de su falsa interpretación o de su
transformación en ideología...Todos estos fenómenos tienden a
eliminar la libertad individual y la responsabilidad hacia los demás.
Pero la violencia es siempre el acto de una persona y una decisión
que implica la responsabilidad personal. De hecho, la adopción de
una ética de la responsabilidad, haría que el camino hacia el
futuro fuera fecundo, previniendo la violencia y poniendo fin al
punto muerto entre posiciones extremas, una de las cuales sostiene
cualquier forma de libertad de expresión y la otra rechaza cualquier
crítica a una religión''.
''La
libertad de expresión que se utiliza indebidamente para menoscabar
la dignidad de las personas y ofender sus convicciones más
profundas, siembra la semilla de la violencia. Naturalmente, la
libertad de expresión es un derecho humano fundamental que siempre
debe ser apoyado y protegido; de hecho, también implica la
obligación de decir responsablemente lo que una persona piensa en
vista del bien común... Sin embargo no justifica relegar a la
religión a una subcultura irrelevante o a un blanco fácil de
burlas y discriminación. Ciertamente, los argumentos
antirreligiosos, incluso en forma irónica pueden aceptarse, ya que
es aceptable usar la ironía sobre el laicismo y el ateísmo. La
crítica del pensamiento religioso puede incluso ayudar a desmantelar
varios extremismos. ¿Pero que puede justificar los insultos
gratuitos y el escarnio de los sentimientos religiosos y de las
creencias de otras personas que, después de todo, son iguales en
dignidad? ... No existe el "derecho de ofender."
''Varias cuestiones interrelacionadas
como la libertad de religión, la libertad de expresión, la
intolerancia religiosa, la violencia en nombre de la religión,
convergen en las situaciones concretas a las que se enfrenta el mundo
hoy en día. El camino para salir adelante parece ser la adopción de
un enfoque integral, que abarque esas cuestiones conjuntamente en la
legislación interna y las aborde de manera que puedan facilitar una
convivencia pacífica, basada en el respeto de la dignidad humana y
de los derechos inherentes de cada persona. Cuando se elige estar al
lado de la libertad, no podemos ignorar las consecuencias del
ejercicio de la misma que deberían respetar dicha dignidad, para
construir así una sociedad global más humana y más fraterna''.
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