Ciudad
del Vaticano, 13 diciembre 2014
(VIS).-¡Notre-Dame des Sans-Abri¡(Nuestra Señora de los Sin Techo)
¡Qué hermoso nombre! La Madre de Jesús, que da cobijo a sus
hijos''- ha dicho el Papa Francisco recibiendo esta mañana al Foyer
de Notre Dame des Sans-Abril la asociación fundada en 1952 en Lyon
por Gabriel Rosset para socorrer a los miles de hombres, mujeres y
niños que entonces vivían bajo los puentes, en barracas insalubres
o hacinados en habitaciones.
''Quiero
que sepáis- prosiguió el Papa- que aprecio vuestro compromiso con
los pobres, con las personas que la sociedad rechaza, que no tienen
ni techo ni comida, sin trabajo y por tanto sin dignidad. Vuestro
fundador escuchó el grito de los pobres; se sorprendió al ver el
sufrimiento de los demás, y respondió con generosidad. Este grito
no es otro que el grito del mismo Cristo que sufre. Tocáis las
heridas de las personas que servís y las curáis y al mismo tiempo,
esas personas os ofrecen una enseñanza muy profunda, porque a través
de ellas encontráis a Jesús. Los pobres nos evangelizan siempre,
misteriosamente nos comunican la sabiduría de Dios. El mundo actual
necesita urgentemente este testimonio de la misericordia divina. En
una época en que a menudo cuando una persona ya no rinde se la
rechaza como inútil, Dios, al contrario, siempre reconoce en ella
la dignidad y la nobleza de un hijo amado que tiene un lugar especial
en su corazón. El pobre es el preferido del Señor, está en el
centro del Evangelio''.
''Os
doy las gracias -reiteró- por vuestro testimonio de misericordia
hecho de acciones concretas, de gestos sencillos y calurosos con los
que aliviáis la miseria de las personas, dándoles también una
esperanza nueva y devolviéndoles la dignidad. No hay medio más
hermoso para anunciar al mundo la alegría del Evangelio. La opción
por los últimos, por los que la sociedad rechaza y deja de lado es
un signo que podemos dar siempre, un signo que rinde testimonio
eficaz de Cristo crucificado y resucitado''.
Por
último, Francisco invitó a los miembros de la fundación a
permanecer fieles a su nombre recordándoles la dimensión mariana de
su obra. ''El corazón de María -acabó- está lleno de compasión
por todos los hombres, sobre todo por los más pobres y
desventajados, los que más necesidades pasan, y su ternura materna,
junto con la de la Iglesia se manifiesta a través de vosotros.''
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