Ciudad
del Vaticano, 3 noviembre 2014
(VIS).- El Santo Padre, siguiendo la tradición, ha celebrado esta
mañana en la basílica vaticana la santa misa en sufragio de los
cardenales y obispos fallecidos en los últimos doce meses, a los
que ha recordado con gratitud, rememorando su servicio a la Iglesia.
''Esta celebración, gracias a la Palabra de Dios -ha afirmado- está
completamente iluminada por la fe en la resurrección''.
''Toda
la revelación divina es fruto del diálogo entre Dios y su pueblo,
y también la fe en la Resurrección está unida a este diálogo, que
acompaña el camino del Pueblo de Dios en la historia. No hay que
maravillarse de que un misterio tan grande, tan decisivo, tan
sobrehumano como el de la Resurrección haya requerido todo el
recorrido, todo el tiempo necesario hasta Jesucristo. El puede decir:
''Yo soy la resurrección y la vida porque en él ese misterio no
sólo se revela plenamente, sino que se cumple, sucede, por primera y
definitiva vez se convierte en realidad... Cada uno de nosotros está
invitado a entrar en ese acontecimiento. Estamos llamados a estar
primero ante la cruz de Jesús..., a escuchar su último grito y su
último suspiro y, al final ... ese silencio que se prolonga durante
todo el Sábado Santo. Y después estamos llamados a ir a la tumba,
para ver que la gran piedra se ha abierto, para escuchar el anuncio:
''Ha resucitado, no está aquí''. Allí está la respuesta. Allí
esta el fundamento, la roca. No en ''discursos persuasores de
sabiduría, sino en la palabra viva de la cruz y la resurrección de
Jesús''.
''Es
lo que predica el apóstol Pablo -ha concluido el Pontífice-
Jesucristo, crucificado y resucitado. Si él no ha resucitado,
nuestra fe es vacía e inconsistente. Pero como El ha resucitado, más
aun, El, es la Resurrección, nuestra fe está llena de verdad y de
vida eterna''.
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