Ciudad
del Vaticano, 1 de junio de 2014 (VIS).-A mediodía el Papa Francisco
se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Regina Coeli con
miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro y, antes de la
oración mariana, recordó que hoy en Italia y en otros países, se
celebra la Ascensión de Jesús al Cielo, que se produjo cuarenta
días después de la Pascua. Ese día Jesús parte hacia el Padre y
manda a los discípulos que partan hacia el mundo.
''Jesús
parte, asciende al Cielo - explicó- es decir, regresa al Padre que
lo había enviado al mundo. Ha hecho su trabajo y regresa al Padre.
Pero no se trata de una separación, porque Él permanece para
siempre con nosotros, en una forma nueva. Con su ascensión, el Señor
resucitado lleva la mirada de los apóstoles – y también la
nuestra – a las alturas del Cielo para mostrarnos que la meta de
nuestro camino es el Padre. Sin embargo, Jesús permanece presente y
operante en las vicisitudes de la historia humana con la potencia y
los dones de su Espíritu; está junto a cada uno de nosotros:
incluso si no lo vemos con los ojos... Nos acompaña, nos guía, nos
toma de la mano y nos levanta cuando caemos. Jesús resucitado está
cerca de los cristianos perseguidos y discriminados; está cerca de
cada hombre y mujer que sufre''.
''Y
Jesús, cuando regresa al Cielo, le lleva al Padre un regalo: Sus
llagas... Su cuerpo es bellísimo, sin las heridas de la
flagelación... pero conserva las llagas. Y cuando regresa al
Padre, le dice: Mira, éste es el precio del perdón que tú das. Y
cuando el Padre mira las llagas de Jesús, nos perdona siempre. No
porque nosotros seamos buenos, no. Porque Él ha pagado por
nosotros. Mirando las llagas de Jesús el Padre se vuelve más
misericordioso''..
Pero
Jesús ''también está presente mediante la Iglesia, que ha enviado
a prolongar su misión. La última palabra de Jesús a los discípulos
es la orden de partir: “Id, pues, y haced discípulos a todas las
gentes”. Es un mandato preciso, ¡no es facultativo! La comunidad
cristiana es una comunidad “en salida”, una comunidad “en
partida”. Es más: la Iglesia ha nacido “en salida”. Y vosotros
me diréis: ¿Pero y las comunidades de clausura? Sí, también
ellas, porque están siempre “en salida” con la oración, con el
corazón abierto al mundo, a los horizontes de Dios. ¿Y los
ancianos, los enfermos? También ellos, con la oración y la unión a
las llagas de Jesús''.
Después
del Regina Coeli, el Papa dijo:'' Con ánimo triste, rezo por las
víctimas de las tensiones que prosiguen en algunas regiones de
Ucrania, así como en la República Centroafricana. Renuevo mi
apremiante llamamiento a todas las partes implicadas, para que
superen las incomprensiones y busquen con paciencia el diálogo y la
pacificación. ¡María Reina de la Paz nos ayude a todos con su
intercesión materna!''.
Después
recordó que hoy se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones
Sociales, cuyo tema este año es la comunicación al servicio de la
cultura del encuentro: ''Los medios de comunicación social pueden
impulsar -subrayó- el sentido de unidad de la familia humana, la
solidaridad y el compromiso por una vida digna para todos. Recemos
para que la comunicación, en todas sus formas, esté efectivamente
al servicio del encuentro entre las personas, las comunidades y las
naciones; un encuentro fundado en el respeto y la escucha
recíprocos''.
Al
final se refirió a la beatificación ayer sábado, en Collevalenza
(Italia) de la española Madre Esperanza (María Josefa Alhama
Valera) fundadora en Italia de las Siervas y de los Hijos del Amor
Misericordioso, manifestando el deseo de que ''su testimonio ayude a
la Iglesia a proclamar en todo lugar, con gestos concretos y
cotidianos, la infinita misericordia del Padre celestial hacia cada
persona''.
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