Ciudad
del Vaticano, 2 junio 2014
(VIS).-Cincuenta y dos mil personas pertenecientes a Renovación
Carismática Católica, procedentes de 55 países. aplaudieron ayer
tarde la entrada del Papa Francisco en el Estadio Olímpico de Roma
que se unió, levantando los brazos a los coros que cantaban en
español: “”Vive Jesús, el Señor''; un himno, como dijo el
Obispo de Roma que le gustaba mucho escuchar cuando celebraba en la
catedral de Buenos Aires la santa misa con los miembros de ese
movimiento. El encuentro contó con la participación de dos
organismos de coordinación de Renovación Carismática Católica en
el mundo: : ICCRS (International Catholic Charismatic Renewal
Services) y CFCCCF (Catholic Fraternity of Charismatic Covenant
Communities and Fellowships).
El
Papa respondió a algunas preguntas de los sacerdotes, jóvenes,
familias, enfermos y ancianos presentes, pidiendo a los primeros
cercanía a Cristo y a sus fieles, a los segundos, que no dejasen su
juventud en una caja fuerte y apostaran por las cosas grandes.
Recordó que las familias son una iglesia doméstica, que los
enfermos imitan a Jesús en los momentos difíciles de su vida y que
los ancianos son la sabiduría y la memoria de la Iglesia. Por
último pidió a Dios que concediera a todos ''la santa embriaguez,
la del Espíritu, que hace hablar todas las lenguas... de la caridad
y acerca a los hermanos y hermanas que más nos necesitan'' .
''Enséñanos -dijo- a no luchar entre nosotros para tener una
parcela más de poder... a amar más a la Iglesia que a nuestro
partido... a tener el corazón abierto para recibir al Espíritu
Santo''.
''Renovación
Carismática -afirmó en el discurso que les dirigió- es una gran
fuerza al servicio del anuncio del Evangelio en la alegría del
Espíritu Santo... En los primeros tiempos se decía que llevabais
siempre con vosotros una Biblia, el Nuevo Testamento... Volved
siempre a este primer amor, llevad siempre en el bolsillo la Palabra
Dios''.
Después
les exhortó a no perder nunca la libertad que el Espíritu Santo nos
da, advirtiendo de que el peligro para Renovación era el de la
organización excesiva. ''Si, os hace falta organización -observó-
pero no perdáis la gracia de dejar a Dios que sea Dios''. También
recordó que otro riesgo era el de volverse ''revisores'' de la
gracia de Dios, administradores de la gracia decidiendo quien podía
recibir la oración de efusión o el bautismo en el Espíritu. ''Si
alguno hace esto, os pido por favor que no lo haga más: sois
dispensadores y no revisores de la gracia de Dios'', subrayó.
Evangelización,
ecumenismo espiritual, atención a los pobres y necesitados y acogida
de los marginados. Y todo sobre la base de la adoración porque ''el
fundamento de la renovación es amar a Dios''. Así enumeró el Papa
el camino de la Renovación Carismática, para explicarles a
continuación que esperaba de ellos, tal y como se lo habían pedido.
''En
primer lugar -dijo- la conversión al amor de Jesús que cambia la
vida y hace del cristiano un testigo del amor de Dios. Espero que
compartáis con todos, en la Iglesia, la gracia del bautismo en el
Espíritu Santo. Espero de vosotros una evangelización con la
Palabra de Dios que anuncia que Jesús está vivo y ama a todos los
seres humanos. Que deis testimonio de ecumenismo espiritual con todos
los hermanos y hermanas de otras Iglesias y comunidades cristianas
que creen en Jesús como Señor y Salvador. Que permanezcáis unidos
en el amor que el Señor Jesús nos pide para todos los hombres y en
la oración al Espíritu Santo para llegar a esta unidad, necesaria
para la evangelización en nombre de Jesús. Acercaos a los pobres, a
los necesitados para tocar en su carne la carne herida de Jesús.
Buscad la unidad en la Renovación porque la unidad viene del
Espíritu Santo y nace de la unidad de la Trinidad. La división ¿de
donde viene? ¡Del demonio! Huid de las luchas internas, por favor''.
Para
acabar, Francisco les llamó a ''salir a los caminos a evangelizar,
anunciando el Evangelio. Acordaos de que la Iglesia nació en salida,
aquella mañana de Pentecostés... Dejaos guiar por el Espíritu
Santo, con aquella libertad. Y, por favor, no enjauléis al Espíritu
Santo.¡Con libertad'
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