Ciudad
del Vaticano, 16 junio 2014
(VIS).- La constatación de que el objetivo de la unidad plena puede
parecer lejano pero es siempre la meta del camino ecuménico, y la
preocupación común por los males de la humanidad, en particular el
tráfico de seres humanos, han sido algunos de los temas claves del
encuentro del Santo Padre con Su Gracia Justin Welby, arzobispo de
Canterbury, esta mañana en el Vaticano.
''También
a nosotros el Señor parece preguntarnos: ¿'De que discutíais
durante el camino'? -ha dicho Francisco- Cuando Jesús planteó esa
pregunta, sus discípulos se callaron porque se avergonzaban ya que
estaban hablando de quien sería el más grande entre ellos.
Nosotros también estamos confusos por la distancia que hay entre la
llamada del Señor y nuestra pobre respuesta. Ante su mirada
misericordiosa no podemos fingir que nuestra división no sea un
escándalo, un obstáculo al anuncio del Evangelio de la salvación
al mundo. No es raro que nuestra vista se ofusque con el peso que
acarrea la historia de nuestras divisiones y nuestra voluntad no
siempre está libre de esa ambición humana que, a veces, acompaña
nuestro deseo de anunciar el Evangelio según el mandamiento del
Señor''.
A
pesar de estos claroscuros, ''el Espíritu Santo nos da fuerzas para
no desalentarnos y nos invita, a confiar plenamente en su acción
potente. Como discípulos que se esfuerzan por seguir al Señor -ha
observado el Papa- sabemos que la fe ha llegado a nosotros a través
de muchos testigos. Somos deudores de grandes santos, maestros y
comunidades que nos han transmitido la fe en el curso de los siglos y
que atestiguan nuestras raíces comunes''.
El
Obispo de Roma recordó a este propósito que ayer el arzobispo de
Canterbury celebró las vísperas en la iglesia romana de San
Gregorio en el Celio, desde la cual el Papa Gregorio Magno envió al
monje Agustín y a sus compañeros a evangelizar a los pueblos de
Inglaterra ''dando origen a una historia de fe y de santidad de la
que se habrían beneficiado muchas otras gentes europeas. Un camino
glorioso que ha dejado una huella profunda en las instituciones y
tradiciones eclesiales que compartimos y que constituyen un sólido
fundamento para nuestra fraternidad''.
Sobre
bases como esas y con el apoyo de la Comisión internacional
anglicano católica y la Comisión internacional anglicano católica
para la unidad y la misión, se pueden examinar con espíritu
constructivo ''los viejos y nuevos retos del compromiso ecuménico'',
ha añadido Francisco para entrar después en un argumento que causa
el mismo ''horror'' al arzobispo Welby, la plaga del tráfico de
seres humanos y las formas modernas de esclavitud, denunciada varias
veces por el prelado anglicano.
''En
este vasto campo de acción, que se presenta en toda su urgencia se
han puesto en marcha actividades de cooperación muy significativas,
sea en ámbito ecuménico que con las autoridades civiles y las
organizaciones internacionales'', ha subrayado el Papa, citando en
particular la red de acción contra la trata de mujeres creada por
numerosos institutos religiosos femeninos. ''Nos comprometemos a
perseverar en la lucha a las nuevas formas de esclavitud y confiamos
en contribuir a ayudar a las víctimas y a contrastar este trágico
comercio. Como discípulos enviados a sanar un mundo herido -ha
concluido- doy gracias a Dios que nos ha hecho capaces de hacer un
frente común contra esta plaga gravísima, con perseverancia y
determinación''.
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