Ciudad
del Vaticano, 4 diciembre 2013
(VIS).- “Creo en la resurrección de la carne”, ha sido el tema
de la catequesis del Santo Padre durante la audiencia general de los
miércoles. “Se trata de una verdad que no es simple, ni evidente
-ha dicho-, porque, viviendo inmersos en este mundo, no es fácil
entender las realidades futuras. Pero el Evangelio nos ilumina”.
“Esta espera -refiriéndose al Reino Glorioso que esperamos
vigilantes- es la fuente y la razón de nuestra esperanza: una
esperanza que, si se cultiva y aprecia, se convierte en luz para
iluminar nuestra historia personal y comunitaria”.
El
Papa ha destacado que “no debemos olvidar que somos discípulos de
Aquel que vino, que viene todos los días y que vendrá al final” y
ha reiterado que si fuéramos capaces de tener más presente esta
realidad, “estaríamos menos cansados del día a día, seríamos
menos prisioneros de lo efímero, de lo pasajero y estaríamos más
dispuestos a caminar con un corazón misericordioso por el camino de
la salvación”.
Francisco
ha recordado que la resurrección a la que llegaremos en el último
día del mundo será un encuentro con Cristo que en esta vida se
prepara con la Eucaristía. “Nosotros que en esta vida nos
alimentamos de su Cuerpo y de su Sangre resucitaremos como Él, con
Él y por medio de Él. Como Jesús ha resucitado con su cuerpo, pero
no ha vuelto a la vida terrenal, así nosotros resucitaremos con
nuestros cuerpos que se transformarán en cuerpos gloriosos”.
“En
cierto modo, ya ahora resucitamos -ha concluido-, participamos por el
Bautismo en una vida nueva... y a la espera del último día, tenemos
dentro de nosotros una semilla de resurrección...un destello de
eternidad... como una anticipación de la plena resurrección que
recibiremos como herencia. Por esta razón, también el cuerpo de
cada uno de nosotros es la resonancia de la eternidad, y debe ser
respetado; y sobre todo se debe respetar y amar la vida de los que
sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, la condición
de vida eterna a la que nos dirigimos”.
Al
finalizar la audiencia, el Estudio del Mosaico vaticano, que desde el
siglo XVI se ocupa de controlar y reestructurar los diez mil metros
cuadrados de mosaico presente en la basílica de San Pedro, además
de realizar los mosaicos de los retratos de los Papas y aquellos
utilizados como regalo en los viajes y visitas oficiales de los
pontífices, ha presentado al Santo Padre el mosaico circular con su
retrato, que será colocado en la basílica de San Pablo extramuros
junto al resto de retratos de los pontìfices, desde San Pedro hasta
ahora.
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