Ciudad
del Vaticano, 17 noviembre 2012
(VIS).- “Vuestro país es rico de una larga historia cristiana que
no puede ser ignorada o disminuida, y que testimonia con elocuencia
esta verdad, la cual configura, también en nuestros días su
vocación singular”, ha dicho el Papa recibiendo a los prelados de
la Conferencia Episcopal de Francia en su quinquenal visita “ad
Limina”
“El
Año de la fe - ha observado el pontífice- nos permite crecer en la
confianza en la fuerza y la riqueza intrínseca del mensaje del
Evangelio.¿Cuántas veces hemos visto que son las palabra de fe,
esas palabras simples y directas cargadas de la savia de la Palabra
divina, las que más tocan los corazones y las mentes e iluminan las
decisiones? Hay en ellas palabras y realidades, convicciones
fundamentales y formas de pensar que pueden dar esperanza a un mundo
sediento de ella”
“En
los debates claves de la sociedad, la voz de la Iglesia debe hacerse
escuchar, sin flaqueza y con determinación. Se hace escuchar
respetando la tradición francesa en materia de distinción entre
las esferas de competencia de la Iglesia y las del Estado. En este
contexto, precisamente, la armonía que existe entre la fe y la
razón os da una seguridad particular : el mensaje de Cristo y de su
Iglesia no es sólo portador de una identidad religiosa, que requiere
ser respetada como tal; aporta una sabiduría que permite percibir
con rectitud cuales son las respuestas concretas a las preguntas más
apremiantes, y a veces angustiosas, de la época actual. Ejerciendo,
como ya hacéis, la dimensión profética de vuestro ministerio
episcopal, aportáis a estos debates una palabra indispensable de
verdad que libera y abre el corazón a la esperanza”.
El
Papa ha elogiado a continuación a los numerosos intelectuales
franceses, creyentes o no, que “son conscientes de los enormes
retos de nuestra época y para los que el mensaje cristiano es un
punto de referencia irreemplazable” y ha recordado la vitalidad de
las comunidades religiosas, sobre todo monásticas que “enriquecen
a la sociedad entera y no solo a la Iglesia” de ese país. Se ha
referido, igualmente, a la liturgia, a través de la cual la Iglesia
“contribuye a la obra civilizadora”, puntualizando que en ese
ámbito “ el respeto de las normas establecidas expresa el amor y
la fidelidad a la fe de la Iglesia; la belleza de las ceremonias,
mucho más que las innovaciones y los ajustes subjetivos, constituye
una obra duradera y eficaz de evangelización”.
Benedicto
XVI, ha abordado también la cuestión de la transmisión de la fe a
las nuevas generaciones, un tema del que los obispos “no ignoran
los desafíos; sea que se trate de la dificultad unida al pasaje de
la fe recibida - familiar, social -, de la fe personalmente asumida
en el umbral de la edad adulta, o más aún, de la dificultad de una
verdadera ruptura en la transmisión, cuando hay sucesivas
generaciones que ya viven lejos de la fe. Hay también el enorme
desafío de vivir en una sociedad que no siempre comparte las
enseñanzas de Cristo, y que ,en ocasiones, trata de ridiculizar o
marginar a la Iglesia intentando confinarla exclusivamente en la
esfera privada. Para hacer frente a estos enormes desafíos, la
Iglesia tiene necesidad de testigos creíbles”.
“Conscientes
de la fuerza del ejemplo -ha dicho el Papa a los obispos- sabréis
encontrar las palabras y gestos para animar a los fieles a encarnar
esta "unidad de vida". Deben sentir que su fe los
compromete, que representa para ellos una liberación y no una
carga, que la coherencia es fuente de alegría y fecundidad . Esto
atañe también a su apego y fidelidad a la enseñanza moral de la
Iglesia, por ejemplo, para mostrar el valor de sus convicciones
cristianas, sin arrogancia pero con respeto, en los distintos
entornos en los que operan. Los que entre ellos se dedican a la vida
pública, tienen en este ámbito, una responsabilidad especial.
Junto a los obispos, deben prestar atención a los proyectos de
leyes civiles que puedan atentar a la protección del matrimonio
entre el hombre y la mujer, a la protección de la vida desde la
concepción hasta la muerte, y a la correcta orientación de la
bioética en fidelidad a los documentos magisteriales. Es más
necesario que nunca que sean numerosos los cristianos que emprendan
el camino del servicio al bien común profundizando en la Doctrina
Social de la Iglesia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario