Ciudad
del Vaticano, 8 noviembre 2012
(VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana a los participantes en la
sesión plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias, dedicada
esta vez a "La complejidad y la analogía en la ciencia:
aspectos teóricos, metodológicos y epistemológicos"”.
“En
vuestras discusiones -dijo el Papa- habéis querido examinar, por un
lado, la dialéctica continua de la constante expansión de la
investigación científica, de los métodos y las especializaciones
y, por otro, la búsqueda de una visión integral de este universo en
el que los seres humanos dotados de inteligencia y libertad, están
llamados a comprender, amar, vivir y trabajar”.
“Este
enfoque interdisciplinario de la complejidad -prosiguió el
pontífice- muestra también que las ciencias no son mundos
intelectuales desconectados unos de otros y de la realidad, sino que
están interconectados y apuntan al estudio de la naturaleza como una
realidad unificada, inteligible y armoniosa en su indudable
complejidad. Esa visión tiene fructíferos puntos de contacto con la
visión del universo adoptada por la filosofía y la teología
cristianas con su noción del ser participado, en el que cada
criatura individual, dueña de una perfección propia, participa
también de una naturaleza específica y esto, dentro de un cosmos
ordenado originado por la Palabra creadora de Dios. Es precisamente
esta unión de organización de la naturaleza "lógica" y
"analógica" que promueve la investigación científica y
lleva a la mente humana a descubrir la co-participación horizontal
entre los seres y la participación trascendental del Ser Primero”.
El
universo, subrayó el Santo Padre, “no es el caos o el resultado
del caos, al contrario, parece cada vez más evidente que es una
ordenada complejidad, que nos permite elevarnos, -a través del
análisis comparativo y la analogía- desde la especialización hasta
un punto de vista más universal y viceversa. Si bien los primeros
momentos del cosmos y de la vida todavía escapan a la observación
científica, la ciencia está reflexionando sobre un amplio conjunto
de procesos que revelan un orden evidente de correspondencias y
constantes que sirven como componentes esenciales de la creación
permanente”.
“En
la gran empresa humana de la lucha para descubrir los misterios del
hombre y del universo, estoy convencido de la urgente necesidad de
continuar el diálogo y la cooperación entre los mundos de la
ciencia y de la fe para la construcción de una cultura de respeto
del ser humano, de su dignidad y su libertad; para el futuro de la
familia humana y para el desarrollo sostenible a largo plazo de
nuestro planeta. Sin esta interacción necesaria, las grandes
preguntas de la humanidad dejan los dominios de la razón y la
verdad, y se abandonan a lo irracional, al mito, o a la indiferencia,
con gran perjuicio para la humanidad, la paz mundial y nuestro
destino final”, finalizó el Santo Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario