Ciudad
del Vaticano, 16 de septiembre 2012 (VIS).-El Santo Padre visitó
ayer tarde el Patriarcado Maronita de Bkerké, desde 1832 sede
invernal del Patriarcado Maronita de Antioquia y de todo Oriente,
mientras la residencia estival se encuentra en Dimane, en el norte de
Líbano. El patriarca es Su Beatitud Béchara Boutros Raï O.M.M..
El
encuentro del Papa con los jóvenes libaneses y de Oriente Medio tuvo
lugar en Bkerké, que se encuentra en la ladera de la colina de
Harissa, dominada por el santuario de Nuestra Señora del Líbano.
“Vosotros
vivís hoy en esta parte del mundo que ha visto el nacimiento de
Jesús y el desarrollo del cristianismo -dijo el Santo Padre- Es un
gran honor. Y es una llamada a la fidelidad, al amor por vuestra
región, y especialmente a ser testigos y mensajeros de la alegría
de Cristo (...) Entre los Apóstoles y los santos, muchos vivieron
periodos difíciles, y su fe fue la fuente de su valor y de su
testimonio. Que encontréis en su ejemplo e intercesión la
inspiración y el apoyo que necesitáis”.
“Conozco
las dificultades que tenéis en la vida cotidiana, debido a la falta
de estabilidad y seguridad, al problema de encontrar trabajo o
incluso al sentimiento de soledad y marginación. En un mundo en
continuo movimiento, os enfrentáis a muchos y graves desafíos. Pero
ni siquiera el desempleo y la precariedad deben incitaros a probar la
'miel amarga' de la emigración, con el desarraigo y la separación
en pos de un futuro incierto. Se trata de que vosotros seáis los
artífices del futuro de vuestro país, y cumpláis con vuestro papel
en la sociedad y en la Iglesia”.
“Tenéis
un lugar privilegiado en mi corazón y en toda la Iglesia, porque la
Iglesia es siempre joven. La Iglesia confía en vosotros (...)
necesita vuestro entusiasmo y creatividad. La juventud es el momento
en el que se aspira a grandes ideales, y el periodo en que se estudia
para prepararse a una profesión y a un porvenir (...) Buscad lo que
es hermoso y gozad en hacer el bien (...) Abrid las puertas de
vuestro espíritu y vuestro corazón a Cristo (...) Cristo os dice:
'Salami ō-tīkum'. Aquí está la revolución que Cristo ha traído,
la revolución del amor”.
“Las
frustraciones que se presentan no os deben conducir a refugiaros en
mundos paralelos como, entre otros, el de las drogas de cualquier
tipo, o el de la tristeza de la pornografía. En cuanto a las redes
sociales, son interesantes, pero pueden llevar fácilmente a una
dependencia y a la confusión entre lo real y lo virtual. Buscad y
vivid relaciones ricas de amistad verdadera y noble. Adoptad
iniciativas que den sentido y raíces a vuestra existencia, luchando
contra la superficialidad y el consumo fácil (...)Buscad buenos
maestros, maestros espirituales, que sepan indicaros la senda de la
madurez, dejando lo ilusorio, lo llamativo y la mentira”.
“Meditad
la Palabra de Dios. Descubrid el interés y la actualidad del
Evangelio. Orad. La oración, los sacramentos, son los medios seguros
y eficaces para ser cristianos y vivir 'arraigados y edificados en
Cristo' (...) En él, todos los hombres son nuestros hermanos.
'Amaos unos a otros como yo os he amado'. En esto reside el
testamento de Jesús y el signo del cristiano”.
“Por
tanto, Cristo os invita a hacer como él, a acoger sin reservas al
otro, aunque pertenezca a otra cultura, religión o país. Hacerle
sitio, respetarlo, ser bueno con él, nos hace siempre más ricos en
humanidad y fuertes en la paz del Señor (...) Vivir juntos momentos
de amistad y alegría permite resistir a los gérmenes de división,
que constantemente se han de combatir (..)Sed los mensajeros del
evangelio de la vida y de los valores de la vida. Resistid con
valentía a aquello que la niega: el aborto, la violencia, el rechazo
y desprecio del otro, la injusticia, la guerra. Así irradiaréis la
paz en vuestro entorno. ¿Acaso no son a los 'artífices de la paz' a
quienes en definitiva más admiramos? (...) Y, ¿no es un mundo de
paz para nosotros y para los demás lo que deseamos en lo más
profundo? (...) Descubrir de verdad el perdón y la misericordia de
Dios, permite recomenzar siempre una nueva vida. No es fácil
perdonar. Pero el perdón de Dios da la fuerza de la conversión y, a
la vez, el gozo de perdonar. El perdón y la reconciliación son
caminos de paz, y abren un futuro”.
“Jóvenes
libaneses, sois la esperanza y el futuro de vuestro país. Vosotros
sois el Líbano, tierra de acogida, de convivencia, con una increíble
capacidad de adaptación. Y, en estos momentos, no podemos olvidar a
esos millones de personas que forman la diáspora libanesa, y que
mantienen fuertes lazos con su país de origen. Jóvenes del Líbano,
sed acogedores y abiertos, como Cristo os pide y como vuestro país
os enseña”.
“Quiero
saludar ahora a los jóvenes musulmanes que están con nosotros esta
noche. Agradezco vuestra presencia que es tan importante. Vosotros
sois, con los jóvenes cristianos, el futuro de este maravilloso País
y de todo el Oriente Medio. Buscad construirlo juntos. Y cuando seáis
adultos, continuad a vivir la concordia en la unidad con los
cristianos. Porque la belleza del Líbano se encuentra en esta bella
simbiosis”.
“Es
necesario que todo el Oriente Medio, viéndoles, comprenda que los
musulmanes y los cristianos, el Islam y el Cristianismo, pueden vivir
juntos sin odios, respetando las creencias de cada uno, para
construir juntos una sociedad libre y humana”.
“He
sabido además que están entre nosotros jóvenes venidos de Siria.
Quiero deciros cuanto admiro vuestra valentía. Decid en vuestras
casas, a vuestros familiares y amigos, que el Papa no os olvida.
Decid en vuestro entorno que el Papa esta triste a causa de vuestros
sufrimientos y lutos. Él no se olvida de Siria en sus oraciones y es
una de sus preocupaciones. No se olvida de ninguno de los que sufren
en Oriente Medio. Es el momento en que musulmanes y cristianos se
unan para poner fin a la violencia y a la guerra”,
Después
del encuentro el Papa saludó en la capilla de la Asunción del
palacio patriarcal, a los patriarcas católicos de Líbano.
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