CIUDAD DEL VATICANO, 7 NOV 2011 (VIS).- Benedicto XVI recibió hoy las credenciales del nuevo embajador de Alemania ante la Santa Sede, Reinhard Schweppe, y, en el discurso que le dirigió, recordó la reciente visita a su país natal subrayando que brindaba la ocasión para “reflexionar sobre el servicio que la Iglesia Católica y la Santa Sede pueden ofrecer a una sociedad pluralista” como la alemana.
“ Muchos contemporáneos leen la influencia del cristianismo, y también de otras religiones, en la aportación a la sociedad de una determinada cultura y de una forma de vida”, observó el Papa. “Esta concepción no es errada pero no ofrece una comprensión total de lo que es la Iglesia Católica (...) que tiene la certeza de haber formado no solamente comunidades culturales, de diversas formas y en diversos países, sino de haber sido formada, a su vez, también por las tradiciones de cada una de esas naciones”.
La Iglesia “es consciente de conocer, a través de su fe, la verdad sobre el ser humano y de estar, en consecuencia, obligada a comprometerse en la defensa de los valores que son universalmente válidos, independientemente de las culturas”, prosiguió el Santo Padre reconociendo que “afortunadamente una parte fundamental de esos valores humanos generales han pasado a ser derecho positivo en la Constitución alemana de 1949 y en la Declaración de los Derechos Humanos después de la Segunda Guerra Mundial (...) Hoy, sin embargo, algunos valores fundamentales de la existencia se vuelven a poner en discusión y son valores que defienden la dignidad del ser humano como tal. Es aquí donde la Iglesia reconoce el deber, más allá del ámbito de la fe, de defender en nuestra sociedad, la verdad y los valores que corren peligro”.
“En este sentido, no somos nosotros los que podemos juzgar, por hablar de un argumento importante, si un individuo es ya persona o si es todavía persona y aún menos nos compete el derecho de manipular al ser humano o, por decirlo así, de “hacer al ser humano”. Solo una sociedad que respete y defienda incondicionalmente la dignidad de cada persona, desde su concepción hasta la muerte natural puede llamarse humana (...) Si la Santa Sede opina sobre la legislación de cuestiones fundamentales relativas a la dignidad de la persona -como sucede hoy en muchos ámbitos de la existencia prenatal del ser humano- no lo hace para imponer indirectamente su fe a los demás, sino para defender valores que son evidentes para todos, en cuanto atañen al ser persona”.
Contra la discriminación de la mujer
Seguidamente, Benedicto XVI se refirió a la discriminación de las mujeres a causa de su género, "un aspecto crítico que, a través de las tendencias materialistas y hedonistas parece extenderse sobre todo en los países del mundo occidental". El Pontífice subrayó que "una relación que no tenga en cuenta que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad representa una grave falta contra la humanidad. Ha llegado el momento de detener enérgicamente la prostitución, así como la vasta difusión de material de contenido erótico y pornográfico, también a través de Internet. La Santa Sede se comprometerá para que la necesaria intervención por parte de la Iglesia Católica en Alemania contra este tipo de abusos se realice de manera más clara y precisa".
Para terminar, el Papa agradeció al gobierno federal alemán y a los gobiernos de los Länder el apoyo que prestan a la labor de la Iglesia, "que tiene en Alemania óptimas posibilidades de acción", tanto para anunciar el Evangelio como para ayudar a las personas en dificultad a través de las instituciones sociales y caritativas "cuyo trabajo, en definitiva, beneficia a todos los ciudadanos".
CD/ VIS 20111107 (620)
“ Muchos contemporáneos leen la influencia del cristianismo, y también de otras religiones, en la aportación a la sociedad de una determinada cultura y de una forma de vida”, observó el Papa. “Esta concepción no es errada pero no ofrece una comprensión total de lo que es la Iglesia Católica (...) que tiene la certeza de haber formado no solamente comunidades culturales, de diversas formas y en diversos países, sino de haber sido formada, a su vez, también por las tradiciones de cada una de esas naciones”.
La Iglesia “es consciente de conocer, a través de su fe, la verdad sobre el ser humano y de estar, en consecuencia, obligada a comprometerse en la defensa de los valores que son universalmente válidos, independientemente de las culturas”, prosiguió el Santo Padre reconociendo que “afortunadamente una parte fundamental de esos valores humanos generales han pasado a ser derecho positivo en la Constitución alemana de 1949 y en la Declaración de los Derechos Humanos después de la Segunda Guerra Mundial (...) Hoy, sin embargo, algunos valores fundamentales de la existencia se vuelven a poner en discusión y son valores que defienden la dignidad del ser humano como tal. Es aquí donde la Iglesia reconoce el deber, más allá del ámbito de la fe, de defender en nuestra sociedad, la verdad y los valores que corren peligro”.
“En este sentido, no somos nosotros los que podemos juzgar, por hablar de un argumento importante, si un individuo es ya persona o si es todavía persona y aún menos nos compete el derecho de manipular al ser humano o, por decirlo así, de “hacer al ser humano”. Solo una sociedad que respete y defienda incondicionalmente la dignidad de cada persona, desde su concepción hasta la muerte natural puede llamarse humana (...) Si la Santa Sede opina sobre la legislación de cuestiones fundamentales relativas a la dignidad de la persona -como sucede hoy en muchos ámbitos de la existencia prenatal del ser humano- no lo hace para imponer indirectamente su fe a los demás, sino para defender valores que son evidentes para todos, en cuanto atañen al ser persona”.
Contra la discriminación de la mujer
Seguidamente, Benedicto XVI se refirió a la discriminación de las mujeres a causa de su género, "un aspecto crítico que, a través de las tendencias materialistas y hedonistas parece extenderse sobre todo en los países del mundo occidental". El Pontífice subrayó que "una relación que no tenga en cuenta que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad representa una grave falta contra la humanidad. Ha llegado el momento de detener enérgicamente la prostitución, así como la vasta difusión de material de contenido erótico y pornográfico, también a través de Internet. La Santa Sede se comprometerá para que la necesaria intervención por parte de la Iglesia Católica en Alemania contra este tipo de abusos se realice de manera más clara y precisa".
Para terminar, el Papa agradeció al gobierno federal alemán y a los gobiernos de los Länder el apoyo que prestan a la labor de la Iglesia, "que tiene en Alemania óptimas posibilidades de acción", tanto para anunciar el Evangelio como para ayudar a las personas en dificultad a través de las instituciones sociales y caritativas "cuyo trabajo, en definitiva, beneficia a todos los ciudadanos".
CD/ VIS 20111107 (620)
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