EJERCICIOS ESPIRITUALES CURIA: RENOVACION DEL SACERDOCIO

CIUDAD DEL VATICANO, 27 FEB 2010 (VIS).-Al final de los ejercicios espirituales el Santo Padre improvisó un breve discurso en el que dio las gracias al predicador don Enrico dal Covolo, S.D.B., comentando cómo había guiado a los participantes en los mismos "en el camino hacia Cristo, en el camino de renovación del sacerdocio".

  El Santo Padre recordó que el predicador había elegido "como punto de partida, como telón de fondo siempre presente, como punto de llegada (...) la oración de Salomón por "un corazón que escucha". En realidad -dijo- me parece que aquí se resume toda la visión cristiana del ser humano. El ser humano no es perfecto de por sí, tiene necesidad de la relación, es un ser en relación. No es su "cogito" el que puede "cogitare" toda la realidad. Necesita escuchar, escuchar al otro, sobre todo al Otro con mayúscula, a Dios. Solo así se conoce a sí mismo, se convierte en sí mismo".

  "Desde mi sitio -prosiguió- he visto siempre a la Madre del Redentor, (...) al Trono de la Sabiduría, con esa Sabiduría encarnada en el seno. Y como hemos visto, San Lucas nos presenta a María como a la mujer del corazón a la escucha, inmersa en la Palabra de Dios, que escucha, medita, compone y conserva en su corazón. Los padres de la Iglesia dicen que en el momento de la concepción del Verbo eterno en el seno de la Virgen, el Espíritu Santo entró en María a través del oído. En la escucha concibió a la Palabra eterna, dio su carne a esta Palabra. Así sabemos qué es tener un corazón que escucha".

  "María está rodeada por los padres y las madres de la Iglesia, por la comunión de los santos. Así, durante estos días hemos visto y entendido que no podemos escuchar la Palabra de Dios en nuestro yo aislado si no en el nosotros de la Iglesia, en el nosotros de la comunión de los santos".

  "Usted nos ha mostrado -dijo el pontífice dirigiéndose al predicador- cinco figuras ejemplares del sacerdocio, desde San Ignacio de Antioquia al querido y venerable Juan Pablo II. De ese modo hemos percibido, de nuevo, qué significa ser sacerdote, convertirse cada vez más en sacerdote".

  "La consagración se encamina a la misión, está destinada a convertirse en misión. En estos días -concluyó Benedicto XVI- hemos profundizado, con la ayuda de Dios, en nuestra consagración. Y con nuevo valor queremos ahora hacer frente a nuestra misión".
AC/EJERCICIOS ESPIRITUALES/DAL COVOLO                VIS 20100301 (420)