CIUDAD DEL VATICANO, 28 FEB 2010 (VIS).-Esta mañana a las doce, el Santo Padre se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus dominical con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Benedicto XVI se refirió en primer lugar a los ejercicios espirituales que acababa de concluir junto a sus colaboradores de la Curia Romana. "Han sido -dijo- días de recogimiento e intensa oración en los que hemos reflexionado sobre la vocación sacerdotal, en sintonía con el Año que la Iglesia está celebrando".
Después comentó la liturgia de hoy, en la que San Lucas narra el episodio de la Transfiguración. El evangelista, explicó el Papa, "describe los sucedido mediante dos elementos: el rostro de Jesús que cambia y su vestimenta que se vuelve blanca y resplandeciente en presencia de Moisés y Elías, símbolo de la Ley y de los Profetas. Los tres discípulos que asisten a la escena están entorpecidos por el sueño: es la actitud de quien, aunque sea espectador de los prodigios divinos, no comprende. Sólo la lucha contra el entorpecimiento que les invade hará que Pedro, Santiago y Juan vean la gloria de Jesús".
Poco más tarde, mientras Pedro asombrado habla, una nube lo cubre junto a los demás discípulos. "Es una nube, que, al mismo tiempo que cubre, revela la gloria de Dios, como sucedió con el pueblo que peregrinaba en el desierto. Los ojos ya no ven, pero los oídos pueden escuchar la voz que sale de la nube: "¡Éste es mi Hijo, el Elegido; escuchadle!", agregó el pontífice.
"Los discípulos ya no están frente a un rostro transfigurado, ni ante una vestimenta blanca, ni ante una nube que revela la presencia divina. Frente a sus ojos está "sólo Jesús", (...) es lo que debe bastar en el camino. Es Él la única voz que hay que escuchar, el único que hay que seguir, el que subiendo a Jerusalén dará su vida y un día "transfigurará" nuestro mísero cuerpo para conformarlo a su cuerpo glorioso".
"La Transfiguración -subrayó el Papa- nos recuerda que las alegrías sembradas por Dios en la vida no son puntos de llegada, sino luces que nos da en la peregrinación terrenal, para que "Jesús solo" sea nuestra Ley y su Palabra sea el criterio que guía nuestra existencia".
"En esta época de cuaresma -concluyó- os invito a meditar asiduamente el Evangelio. Espero además que en este Año Sacerdotal la Palabra de Dios penetre verdaderamente en los pastores, que la conozcan profundamente y la amen hasta el punto de que realmente les dé vida y forme su pensamiento".
ANG/TRANSFIGURACION/... VIS 20100301 (440)
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