CIUDAD DEL VATICANO, 25 ABR 2009 (VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana a los participantes en el Encuentro de los Maestros de Religión Católica en Italia, a quienes acompañaba el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.
"La enseñanza de la religión católica es parte integrante de la historia de la escuela en Italia -dijo el Papa-. (...) El gran número de los que eligen servirse de esta materia es además el signo de su valor insustituible en los planes de formación y un índice de los altos niveles de calidad alcanzados".
"Poner en el centro al ser humano creado a imagen de Dios es, efectivamente, lo que caracteriza diariamente vuestro trabajo, aunando vuestros esfuerzos con los otros educadores y maestros", agregó el Santo Padre recordando sus palabras en el convenio eclesial de Verona (2006) cuando afrontó "la cuestión decisiva y fundamental de la educación". En aquella ocasión indicó "la exigencia de ampliar los espacios de nuestra racionalidad y abrirla a las grandes cuestiones de la verdad y el bien, de conjugar teología, filosofía y ciencia, respetando los métodos propios y la autonomía recíproca de cada una pero también la certeza de su unidad intrínseca. La dimensión religiosa es, de hecho, intrínseca al dato cultural, entra en la formación global de la persona y permite transformar la conciencia en sabiduría de vida".
"Gracias a la enseñanza de la religión católica, por lo tanto, la escuela y la sociedad, se enriquecen con laboratorios de cultura y humanidad, en los cuales descifrando la aportación significativa del cristianismo, se habilita a la persona para que descubra el bien y crezca en la responsabilidad, para que busque la confrontación y afine el sentido crítico, para que se sirva de los dones del pasado a fin de entender mejor el presente y de que se proyecte responsablemente hacia el futuro".
Después, el Papa refiriéndose al Año Paulino, observó que en la enseñanza del apóstol de las gentes "la formación religiosa no está separada de la formación humana. Las últimas cartas de su epistolario, las denominadas "pastorales", están llenas de referencias significativas a la vida social y civil que los discípulos de Cristo deben recordar. San Pablo es un verdadero maestro que se interesa tanto por la salvación de la persona educada en una mentalidad de fe, como por su formación humana y civil. (...) La dimensión religiosa no es, por lo tanto, una superestructura; forma parte de la persona".
Por último, Benedicto XVI elogió la labor de los maestros, afirmando que "lejos de representar una interferencia o una limitación de la libertad", su presencia era "un válido ejemplo del espíritu positivo de laicidad que promueve una convivencia civil y constructiva basada en el respeto recíproco y el diálogo leal, valores siempre necesarios para un país".
AC/MAESTROS RELIGION/BAGNASCO VIS 20090427 (470)
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