CIUDAD DEL VATICANO, 1 JUN 2007 (VIS).-El Santo Padre recibió hoy las cartas credenciales de los nuevos embajadores de Pakistán, Ayesha Riyaz; Islandia, Lárus Stefánsson; Estonia, Jüri Seilenthal; Burundi, Domitille Barancira; y Sudán, Ahmed Hamid Elfaki Hamid.
En el discurso común dirigido a los diplomáticos, el Papa afirmó que "en el mundo actual es más importante que nunca afirmar los lazos que unen a los países, con una atención especial hacia las naciones más pobres".
"No es posible utilizar impunemente -continuó- las riquezas de los países más pobres, sin que estos puedan participar del crecimiento mundial. Las autoridades de todos los países tienen el deber de trabajar juntas para una mejor distribución de las riquezas y de los bienes del planeta. Una colaboración en este sentido tendrá también repercusiones sobre la solidaridad, la paz y la vida fraterna en los países y entre los países".
Benedicto XVI manifestó el deseo de "un compromiso renovado de todas las naciones, especialmente de las más ricas, para que todos los seres humanos sean conscientes de su responsabilidad en este tema y acepten transformar su modelo de vida en vista de una repartición cada vez más justa".
Refiriéndose al papel de las religiones en este campo, el Santo Padre subrayó el "deber que tienen de formar a sus miembros en un espíritu de relaciones fraternas entre todos los habitantes de un mismo país, con una atención respetuosa hacia todos los hombres. Nadie puede ser objeto de discriminación o ser relegado a los márgenes de la sociedad por sus convicciones y su práctica religiosa, que son los elementos fundamentales de la libertad de las personas".
"Una religión auténtica -concluyó- no puede ser fuente de división o de violencia entre las personas y entre las comunidades humanas. Al contrario, es el fundamento de la conciencia de que toda persona es un hermano que hay que proteger y ayudar en su crecimiento".
El Papa entregó después un discurso a cada uno de los embajadores, relativo a la situación del país. En el dirigido al representante de Pakistán, Benedicto XVI elogia el "compromiso del país por trabajar juntos con la comunidad internacional para conseguir una mayor estabilidad en la región y proteger las vidas inocentes de las amenazas terroristas y la violencia".
"Una robusta sociedad democrática depende de su capacidad para sostener y proteger la libertad religiosa, un derecho básico inherente a ka dignidad de la persona humana. Por eso -escribe- es esencial proteger a los ciudadanos que pertenecen a las religiones minoritarias de los actos de violencia".
En el discurso al embajador de Burundi, el Santo Padre pide a Dios que sostenga a todos los ciudadanos "en el compromiso valiente y generoso que les anima para construir juntos una sociedad cada vez más fraterna y más solidaria, que sea también más ampliamente un signo concreto y un llamamiento vigoroso a la consolidación de la paz y de la estabilidad en la región de los Grandes Lagos".
Recordando al arzobispo Michael A. Courtney, nuncio apostólico en Burundi, asesinado en 2003, el Papa pide que las autoridades del país "no cejen en sus esfuerzos para que se esclarezcan las causas y los responsables comparezcan ante la justicia".
Al diplomático de Sudán, Benedicto XVI pide que se halle una solución política al conflicto en la región de Darfur, que perdura desde el 2003, "que respete las minorías culturales, étnicas y religiosas". El Papa subraya que la paz no se consigue "por la fuerza de las armas, sino al contrario, mediante la cultura del diálogo y la negociación".
El Papa pone de relieve que "para que todos los seres humanos puedan establecer relaciones fraternas y sinceras y construir una sociedad cada vez más justa, la contribución de las diferentes tradiciones religiosas presentes en el país, con la riqueza de su patrimonio de valores humanos, morales y espirituales, reviste una importancia ineludible".
CD/CARTAS CREDENCIALES/... VIS 20070601 (650)
En el discurso común dirigido a los diplomáticos, el Papa afirmó que "en el mundo actual es más importante que nunca afirmar los lazos que unen a los países, con una atención especial hacia las naciones más pobres".
"No es posible utilizar impunemente -continuó- las riquezas de los países más pobres, sin que estos puedan participar del crecimiento mundial. Las autoridades de todos los países tienen el deber de trabajar juntas para una mejor distribución de las riquezas y de los bienes del planeta. Una colaboración en este sentido tendrá también repercusiones sobre la solidaridad, la paz y la vida fraterna en los países y entre los países".
Benedicto XVI manifestó el deseo de "un compromiso renovado de todas las naciones, especialmente de las más ricas, para que todos los seres humanos sean conscientes de su responsabilidad en este tema y acepten transformar su modelo de vida en vista de una repartición cada vez más justa".
Refiriéndose al papel de las religiones en este campo, el Santo Padre subrayó el "deber que tienen de formar a sus miembros en un espíritu de relaciones fraternas entre todos los habitantes de un mismo país, con una atención respetuosa hacia todos los hombres. Nadie puede ser objeto de discriminación o ser relegado a los márgenes de la sociedad por sus convicciones y su práctica religiosa, que son los elementos fundamentales de la libertad de las personas".
"Una religión auténtica -concluyó- no puede ser fuente de división o de violencia entre las personas y entre las comunidades humanas. Al contrario, es el fundamento de la conciencia de que toda persona es un hermano que hay que proteger y ayudar en su crecimiento".
El Papa entregó después un discurso a cada uno de los embajadores, relativo a la situación del país. En el dirigido al representante de Pakistán, Benedicto XVI elogia el "compromiso del país por trabajar juntos con la comunidad internacional para conseguir una mayor estabilidad en la región y proteger las vidas inocentes de las amenazas terroristas y la violencia".
"Una robusta sociedad democrática depende de su capacidad para sostener y proteger la libertad religiosa, un derecho básico inherente a ka dignidad de la persona humana. Por eso -escribe- es esencial proteger a los ciudadanos que pertenecen a las religiones minoritarias de los actos de violencia".
En el discurso al embajador de Burundi, el Santo Padre pide a Dios que sostenga a todos los ciudadanos "en el compromiso valiente y generoso que les anima para construir juntos una sociedad cada vez más fraterna y más solidaria, que sea también más ampliamente un signo concreto y un llamamiento vigoroso a la consolidación de la paz y de la estabilidad en la región de los Grandes Lagos".
Recordando al arzobispo Michael A. Courtney, nuncio apostólico en Burundi, asesinado en 2003, el Papa pide que las autoridades del país "no cejen en sus esfuerzos para que se esclarezcan las causas y los responsables comparezcan ante la justicia".
Al diplomático de Sudán, Benedicto XVI pide que se halle una solución política al conflicto en la región de Darfur, que perdura desde el 2003, "que respete las minorías culturales, étnicas y religiosas". El Papa subraya que la paz no se consigue "por la fuerza de las armas, sino al contrario, mediante la cultura del diálogo y la negociación".
El Papa pone de relieve que "para que todos los seres humanos puedan establecer relaciones fraternas y sinceras y construir una sociedad cada vez más justa, la contribución de las diferentes tradiciones religiosas presentes en el país, con la riqueza de su patrimonio de valores humanos, morales y espirituales, reviste una importancia ineludible".
CD/CARTAS CREDENCIALES/... VIS 20070601 (650)
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario