CIUDAD DEL VATICANO, 12 NOV 2005 (VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana en el Vaticano las cartas credenciales del nuevo embajador de Estados Unidos ante la Santa Sede, Francis Rooney.
En su discurso, el Papa pidió al diplomático estadounidense que transmitiera al presidente George W. Bush su "solidaridad con todos los afectados por el huracán que hace poco asoló el sur de vuestra nación", así como el apoyo de sus oraciones "a todos los que se dedican a la enorme tarea de los socorros y la reconstrucción".
Benedicto XVI recordó después el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2005 de Juan Pablo II, donde el pontífice subrayaba "la intrínseca dimensión ética de toda decisión política" y observaba que "la preocupante difusión del desorden social, de la guerra, la injusticia y la violencia pueden contrarrestarse solamente con el respeto de la ley moral universal, cuyos principios derivan del Creador".
"Reconocer el rico patrimonio de valores y principios encarnados en esa ley -prosiguió el Papa- es esencial para construir un mundo que defienda y promueva la dignidad, la vida y la libertad de todos los seres humanos, creando al mismo tiempo las condiciones de justicia y paz en que los individuos y las comunidades puedan prosperar. Precisamente la promoción y la defensa de esos valores que deben gobernar las relaciones entre las naciones y los pueblos (...) inspira la presencia y la actividad de la Santa Sede en la comunidad internacional".
"Como afirmó el Concilio Vaticano II -dijo el Santo Padre-, la misión religiosa universal de la Iglesia no le permite identificarse en particular con un sistema político, económico o social, pero al mismo tiempo esa misión es de alguna manera fuente de compromiso, guía y fortaleza" para que la humanidad se conforme a la ley de Dios.
El Papa manifestó al embajador su aprecio por haberse referido a los "esfuerzos de la Santa Sede para contribuir a hallar soluciones efectivas a algunos de los problemas más relevantes de la comunidad internacional en los últimos años, como el escándalo de la continua difusión del hambre, de graves enfermedades y de la pobreza en vastas regiones de nuestro mundo", y recalcó que "un enfoque adecuado para hacer frente a esas cuestiones no puede limitarse a consideraciones puramente económicas o técnicas" sino que "exige una visión de conjunto, una solidaridad concreta y valientes decisiones a largo plazo respecto a cuestiones éticas muy complejas". "Pienso especialmente -dijo Benedicto XVI- en el efecto aplastante de la deuda externa que alimenta la espiral de la pobreza en tantas naciones en desarrollo".
"El pueblo americano -concluyó el pontífice- se ha distinguido siempre por su generosidad con las personas necesitadas de todos los continentes. (...) Estoy seguro que vuestra nación seguirá demostrando un liderato basado en el inamovible compromiso con los valores de la libertad, la integridad y la autodeterminación".
CD/ESTADOS UNIDOS/ROONEY VIS 20051114 (480)
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