CIUDAD DEL VATICANO, 21 JUL 2004 (VIS).-Tras la breve pausa con motivo de sus vacaciones en las montañas del Valle de Aosta, el Papa retomó hoy las catequesis sobre los salmos. Dirigiéndose a 8.000 personas que llenaban el Aula Pablo VI el Santo Padre habló de una de los estrofas del Salmo 118, "Promesa de observar los mandamientos de Dios".
En este salmo, afirmó, se describe "el camino de la vida, a menudo oscuro, pero en el que de repente el esplendor de la Palabra de Dios rasga las tinieblas. (...) Cristo mismo se presentará como revelación definitiva con la imagen 'Yo soy la luz del mundo'" .
Juan Pablo II señaló que el salmista evoca "los sufrimientos y los peligros de la vida que debe afrontar y que tiene necesidad de ser iluminada y sostenida. (...) El fiel -continuó- sabe que avanza por las vías del mundo entre peligros, afanes y persecuciones; sabe que la prueba está siempre al acecho. El cristiano, por su parte, sabe que cada día debe llevar la cruz durante la subida a su Calvario".
"A pesar de todo -dijo-, el justo conserva intacta su fidelidad. (...) La paz de la conciencia es la fuerza del creyente; su constancia en obedecer a los mandamientos divinos es fuente de serenidad. Quiere ser totalmente fiel a la voluntad de su Dios. Por este camino encontrará la paz del alma y conseguirá atravesar la maraña oscura de las pruebas, llegando a la verdadera alegría".
Al saludar a los peregrinos de lengua italiana, el Papa se dirigió en particular al nuevo director general de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, el padre Flavio Peloso y a los miembros del capítulo general. "Espero -dijo- que la alegría por la reciente canonización del fundador, San Luigi Orione -el pasado 16 de mayo- se traduzca en un compromiso renovado de fidelidad a Cristo, a la Iglesia y a los pobres".
Después de la audiencia, el Papa regresó en automóvil a su residencia de Castelgandolfo.
AG/SALMO 118/... VIS 20040721 (320)
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