CIUDAD DEL VATICANO, 22 MAY 2004 (VIS).-Juan Pablo II recibió hoy a los prelados de las provincias estadounidenses de San Antonio y Oklahoma City al final de su visita "ad limina". "En esta reflexión sobre el 'munus sanctificandi' del obispo -dijo el Papa- quiero concentrarme de forma especial en una de las piedras angulares de la misma Iglesia: el complejo de relaciones interpersonales llamado familia".
"La vida familiar se santifica en la unión de hombre y mujer en la institución sacramental del santo matrimonio -prosiguió- En nuestros días muchas personas tienen una comprensión clara de la naturaleza secular del matrimonio que lleva aparejados los derechos y deberes que las sociedades modernas consideran factores determinantes del contrato marital. No obstante, algunos ignoran la dimensión intrínsecamente religiosa de esta alianza".
El Santo Padre subrayó que la sociedad moderna "raramente presta atención a la naturaleza permanente del matrimonio". "La Iglesia debe ofrecer una instrucción prematrimonial más eficaz -sugirió- para formar a las parejas en esta vocación e insistir en que sus escuelas católicas y sus programas de educación religiosa aseguren a los jóvenes, muchos de los cuales proceden de familias rotas, la educación temprana en la enseñanza de la Iglesia sobre el sacramento del matrimonio".
"La comunión de amor presente en la vida familiar sirve como modelo de la relación que debe existir en la familia de Cristo, la Iglesia" -agregó-. "La familia está emplazada al servicio de la construcción del Reino de Dios en la historia" y el deber de la Iglesia es ayudarla, sobre todo a los padres, que son "los primeros catequistas". Por otra parte, la Iglesia debe "compartir las dificultades y esfuerzos de los padres y las familias, así como sus alegrías".
"Al igual que la familia, la Iglesia es el lugar donde sus miembros se sienten libres de llevar sus sufrimientos sabiendo que la presencia de Cristo en la oración de su pueblo es la fuente más grande de alivio". Por eso, la Iglesia debe mantener "un ministerio familiar activo, especialmente en los sectores dedicados a los jóvenes. Los jóvenes, que se enfrentan con una cultura secular que fomenta la gratificación inmediata y el egoísmo antes que las virtudes del autocontrol y la generosidad, necesitan la ayuda y la guía de la Iglesia".
Juan Pablo II observó: "Como en cualquier familia, la armonía interna de la Iglesia puede a veces verse desafiada por la falta de caridad en presencia del conflicto entre sus miembros. Así, se pueden formar grupos dentro de la Iglesia que a veces se encierran tanto en sus propios intereses que pierden de vista la unidad y la solidaridad que son la base de la vida eclesial y las fuentes de comunión en la familia de Dios. Para hacer frente a ese preocupante fenómeno, los obispos deben actuar con solicitud paterna como hombres de comunión para garantizar que sus Iglesias particulares se comporten como familias, para que "no haya desacuerdo en el cuerpo, sino que los miembros se preocupen unos por otros".
Al final, recordó que los Estados Unidos, cuya patrona es María Inmaculada, celebran este año el 150 aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.
AL/…/ESTADOS UNIDOS VIS 20040524 (550)
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