CIUDAD DEL VATICANO, 7 FEB 2004 (VIS).-Juan Pablo II se dirigió esta mañana a los prelados de las provincias eclesiásticas de Lyon y Clermont, que acaban de realizar su visita "ad limina". Durante su encuentro, el Papa habló de la vida de la Iglesia diocesana.
El Papa recordó que después de la última visita "ad limina" en 1997 muchas diócesis habían "emprendido una reflexión importante sobre la vida y el papel de las parroquias, que era necesaria debido a la evolución demográfica y a la creciente urbanización, pero también a la disminución del número de sacerdotes".
"Lejos de limitarse a una simple reforma administrativa", dicha reflexión pastoral "ha llevado a cabo un verdadero trabajo de formación permanente y de catequesis con los fieles, permitiéndoles apropiarse más conscientemente de las riquezas de lo que constituye la vida de una parroquia, es decir, las tres grandes misiones eclesiales": la profética, la sacerdotal y la real.
El Santo Padre subrayó que "toda comunidad eclesial, y en particular la parroquia, que es la célula base de la vida de la Iglesia diocesana, debe anunciar el Evangelio, celebrar el culto debido a Dios y servir a la manera de Cristo. También es importante velar para que la comunidad parroquial exprese la diversidad de miembros que la componen y la variedad de sus carismas, y que se abra a la vida de las asociaciones y movimientos. De este modo será una expresión viva de la comunión eclesial".
"El descubrimiento de la naturaleza sacramental de la Iglesia -afirmó-, que es también 'comunión misionera', debe manifestarse en un nuevo impulso orientado a la evangelización".
El Papa manifestó su agrado por las manifestaciones diocesanas para jóvenes que han promovido los obispos y que, dijo, "permiten percibir mejor el sentido de la Iglesia-comunión, porque son gente venida de distintos grupos, lugares y sensibilidades".
"Para ser fieles al sentido de la misión (…) hay que abrirse a otras dimensiones -continuó-, prestando una mayor atención a los fenómenos sociales nuevos y a todos los 'areópagos modernos'. Para lograrlo, algunas diócesis han decidido unir sus fuerzas apostólicas, poniendo al servicio de las que tienen pocos sacerdotes aquellos que están disponibles para la misión".
Juan Pablo II puso de relieve que "servir como Cristo es la misión real de todo bautizado y de toda comunidad eclesial y esto se debe manifestar de modo concreto en la diócesis. En cierto sentido, el ministerio de los diáconos permanentes corresponde a este compromiso". Los laicos, añadió, "son los primeros actores de esta misión eclesial de servicio", a través de su testimonio diario del Evangelio y por su vida de trabajo. En la vida política, social, económica y cultural promueven "relaciones entre los seres humanos que respetan y honran la dignidad de cada persona en todas sus dimensiones. Igualmente manifiestan su sentido de la justicia y de la solidaridad con los más desfavorecidos. (…) Los católicos de Francia -aseguró- tienen también una larga tradición misionera".
Al final de su discurso, el Santo Padre quiso dar las gracias a los colaboradores de los obispos, "a todas las personas que trabajan en las instituciones diocesanas y que también realizan un servicio eclesial cuya dimensión misionera es evidente".
AL/…/FRANCIA VIS 20040209 (520)
El Papa recordó que después de la última visita "ad limina" en 1997 muchas diócesis habían "emprendido una reflexión importante sobre la vida y el papel de las parroquias, que era necesaria debido a la evolución demográfica y a la creciente urbanización, pero también a la disminución del número de sacerdotes".
"Lejos de limitarse a una simple reforma administrativa", dicha reflexión pastoral "ha llevado a cabo un verdadero trabajo de formación permanente y de catequesis con los fieles, permitiéndoles apropiarse más conscientemente de las riquezas de lo que constituye la vida de una parroquia, es decir, las tres grandes misiones eclesiales": la profética, la sacerdotal y la real.
El Santo Padre subrayó que "toda comunidad eclesial, y en particular la parroquia, que es la célula base de la vida de la Iglesia diocesana, debe anunciar el Evangelio, celebrar el culto debido a Dios y servir a la manera de Cristo. También es importante velar para que la comunidad parroquial exprese la diversidad de miembros que la componen y la variedad de sus carismas, y que se abra a la vida de las asociaciones y movimientos. De este modo será una expresión viva de la comunión eclesial".
"El descubrimiento de la naturaleza sacramental de la Iglesia -afirmó-, que es también 'comunión misionera', debe manifestarse en un nuevo impulso orientado a la evangelización".
El Papa manifestó su agrado por las manifestaciones diocesanas para jóvenes que han promovido los obispos y que, dijo, "permiten percibir mejor el sentido de la Iglesia-comunión, porque son gente venida de distintos grupos, lugares y sensibilidades".
"Para ser fieles al sentido de la misión (…) hay que abrirse a otras dimensiones -continuó-, prestando una mayor atención a los fenómenos sociales nuevos y a todos los 'areópagos modernos'. Para lograrlo, algunas diócesis han decidido unir sus fuerzas apostólicas, poniendo al servicio de las que tienen pocos sacerdotes aquellos que están disponibles para la misión".
Juan Pablo II puso de relieve que "servir como Cristo es la misión real de todo bautizado y de toda comunidad eclesial y esto se debe manifestar de modo concreto en la diócesis. En cierto sentido, el ministerio de los diáconos permanentes corresponde a este compromiso". Los laicos, añadió, "son los primeros actores de esta misión eclesial de servicio", a través de su testimonio diario del Evangelio y por su vida de trabajo. En la vida política, social, económica y cultural promueven "relaciones entre los seres humanos que respetan y honran la dignidad de cada persona en todas sus dimensiones. Igualmente manifiestan su sentido de la justicia y de la solidaridad con los más desfavorecidos. (…) Los católicos de Francia -aseguró- tienen también una larga tradición misionera".
Al final de su discurso, el Santo Padre quiso dar las gracias a los colaboradores de los obispos, "a todas las personas que trabajan en las instituciones diocesanas y que también realizan un servicio eclesial cuya dimensión misionera es evidente".
AL/…/FRANCIA VIS 20040209 (520)
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