CIUDAD DEL VATICANO, 25 DIC 2003 (VIS).-En el tradicional Mensaje de Navidad, que leyó desde el atrio de la Plaza de San Pedro, el Papa pidió a Dios que salvara a la humanidad de las guerras y conflictos y de la plaga del terrorismo y la violencia.
Juan Pablo II dijo que con el nacimiento del Salvador "una ola de ternura y esperanza nos llena el ánimo, junto con una profunda necesidad de intimidad y paz. (…) Junto al pesebre, el árbol de Navidad con el centelleo de sus luces, nos recuerda que con el nacimiento de Jesús florece de nuevo el árbol de la vida en el desierto de la humanidad. El pesebre y el árbol: símbolos preciosos, que transmiten a lo largo del tiempo el verdadero sentido de la Navidad".
El Hijo de Dios, afirmó el Papa, "entró en la historia de cada persona que vive sobre la faz de la tierra. Ya está presente en el mundo como único Salvador de la humanidad. Por esto nosotros le pedimos: 'Salvator mundi, salva nos'!".
"Sálvanos -exclamó- de los grandes males que afligen a la humanidad al inicio del tercer milenio. Sálvanos de las guerras y de los conflictos armados que devastan regiones enteras del globo; sálvanos de la plaga del terrorismo y de tantas formas de violencia que torturan a personas débiles e inermes. Sálvanos del desánimo para emprender los caminos de la paz, ciertamente difíciles, pero posibles y por tanto obligados; caminos apremiantes, siempre y doquier, sobre todo en la tierra donde naciste tú, Príncipe de la Paz".
El Santo Padre pidió a la Virgen que nos hiciera "capaces de reconocer en el Niño (…) al Salvador anunciado, que trae a todos la esperanza y la paz. Contigo lo adoramos y decimos confiados: tenemos necesidad de ti, Redentor del hombre, que conoces las expectativas y ansias de nuestro corazón. ¡Ven y permanece con nosotros, Señor! ¡Que la alegría de tu Navidad llegue hasta los últimos confines del universo!".
Después del mensaje, el Papa felicitó la Navidad en 62 lenguas a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a cuantos lo escuchaban por la radio y la televisión y posteriormente impartió la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo).
MESS/URBI ET ORBI/… VIS 20031229 (390)
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