Ciudad
del Vaticano, 13 de febrero de 2016 (Vis).-Después de la firma de la
Declaración conjunta con el Patriarca Kiril, el Papa emprendió el
vuelo a México. Durante el viaje departió brevemente con los
periodistas manifestando ante todo su alegría por el encuentro con
el Patriarca y por la disponibilidad del presidente Raúl Castro para
que se llevase a cabo.
El
Papa reveló que había hablado con el presidente cubano en su
anterior encuentro y éste había manifestado su plena disponibilidad
para facilitar la reunión del Obispo de Roma y el Patriarca de Moscú
y de toda Rusia en La Habana. Francisco agradeció al presidente
Castro este gesto y después habló de su experiencia con el
Patriarca Kiril.
''Con
toda franqueza -dijo- me he sentido ante un hermano y él ha dicho lo
mismo. Dos obispos que hablan en primer lugar de la situación de
sus Iglesias y luego de la situación del mundo... de las guerras que
ahora corren el peligro de no ser sólo ''a trozos'', sino que
involucran a todo el mundo; de la situación de la Ortodoxia... Por
último hemos elaborado un programa de posibles actividades en común
porque la unidad se hace caminando. Ya una vez dije que si la unidad
se hace en un estudio, estudiando teología y lo demás, quizás
venga el Señor y todavía la estemos haciendo. La unidad se hace
caminando: que, por lo menos, el Señor cuando venga nos encuentre
andando''.
''Por
último hemos firmado la Declaración... Habrá tantas
interpretaciones... Pero no es una declaración política, no es una
declaración sociológica. Es una declaración pastoral, también
cuando se habla de secularismo y de cosas explícitas, de la
manipulación biogenética y de todas estas cosas. Pero es pastoral:
de dos obispos que se encuentran con preocupaciones pastorales. Y yo
estoy contento''.
Después
de tres horas de vuelo, el Papa llegó a las 19,30 (hora local, 02,30
de esta madrugada en Roma) al aeropuerto Benito Juárez de Ciudad de
México donde fue acogido por el Presidente Enrique Peña Nieto, en
presencia de algunas autoridades del Estado y de representantes del
Consejo Permanente de los Obispos mexicanos. Se trató de una acogida
oficial pero informal, sin ceremonias protocolares ni discursos,
aunque el Papa y el Presidente departieron brevemente en la Sala
Presidencial.
Desde
el aeropuerto, Francisco recorrió en papamóvil los 19 kilómetros
que lo separaban de la nunciatura apostólica donde se alojará
durante su estancia en Ciudad de México y donde le esperaban cientos
de personas. El Papa salió mas tarde a saludarlas pidiéndoles,
antes de darles la bendición, que al volver a sus casas para
descansar rezasen a la Virgen por las personas que les quieren y
también por las que les habían hecho daño para que la Madre de
Dios los bendijera.
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