Ciudad
del Vaticano, 14 de enero de 2016.-Como recordarán nuestros
lectores, al finalizar el Angelus del domingo 6 de septiembre de
2015, el Santo Padre había invitado a todas las parroquias
comenzando por las de su diócesis de Roma a albergar a una familia
de prófugos.
Las
dos parroquias del Vaticano, Santa Ana y San Pedro, respondieron con
prontitud a esa solicitud en colaboración con el Limosnero
Pontificio, el arzobispo Konrad Krajewski y con la Comunidad de San
Egidio. Santa Ana acoge en la zona del Borgo a una familia siria
formada por un matrimonio con dos hijos.
De
igual modo, la parroquia de la basílica de San Pedro, en un piso
grande situado en la zona de Gregorio VII, alberga a una familia
eritrea: una madre con cinco hijos, tres de los cuales ya viven con
ella mientras los otros dos están todavía en un campo de refugiados
en Etiopía aunque la Comunidad de San Egidio espera que se unan al
resto de la familia en Italia a finales de mes o dentro de pocas
semanas. El hijo más pequeño nació en Noruega, donde llegó la
familia y desde donde fue enviada a Italia por el Tratado de Dublín.
En el mismo apartamento vive una señora amiga de la familia con su
hijo pequeño.
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