Ciudad
del Vaticano, 1 enero 2016 (VIS).- Al finalizar la celebración
eucarística el Papa Francisco se ha asomado a la ventana de su
estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus
junto a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Antes
del rezo mariano, el Papa deseo un feliz año y pidió al Señor que
nos conceda la paz al celebrar la Jornada Mundial de la Paz.
''Sabemos
-ha dicho- que con el año nuevo no cambiará todo, y que tantos
problemas de ayer permanecerán también mañana. Entonces quisiera
dirigir un deseo sostenido de una esperanza real, que traigo de la
Liturgia de hoy... Os deseo que el Señor ponga su mirada sobre
vosotros y que puodais alegraros, sabiendo que cada día su rostro
misericordioso, más brillante que el sol, resplandece sobre vosotros
y ¡no se oculta nunca! Descubrir el rostro de Dios hace nueva la
vida. Porque es un Padre enamorado del hombre, que no se cansa nunca
de recomenzar del inicio con nosotros para reencontrarnos. El Señor
tiene una paciencia con nosotros, no se cansa nunca de recomenzar
desde el inicio cada vez que nosotros caemos. Pero no promete cambios
mágicos, Él no usa la varita mágica. Ama cambiar la realidad desde
dentro, con paciencia y amor; pide entrar en nuestra vida con
delicadeza, como la lluvia en la tierra, para llevar fruto. Y siempre
nos espera y nos mira con ternura. Cada mañana, al despertar,
podemos decir: ''Hoy el Señor hace resplandecer su rostro sobre
mí''. Hermosa oración que es una realidad''.
Francsco
recordó que hoy celebramos la Jornada Mundial de la Paz, “Vence la
indiferencia y conquista la paz” y ha dicho que la paz, que Dios
Padre desea sembrar en el mundo, ''debe ser cultivada por nosotros.
No sólo, debe ser también ''conquistada''. Esto implica una
verdadera lucha, una lucha espiritual que tiene lugar en nuestro
corazón. Porque enemiga de la paz no es sólo la guerra, sino
también la indiferencia, que hace pensar sólo a sí mismos para
crear muros, sospechas, miedos y cerrazones. Estas cosas son enemigas
de la paz. Tenemos, gracias a Dios, tantas informaciones; pero a
veces estamos tan sumergidos de noticias que nos distraemos de la
realidad, del hermano y de la hermana que necesitan de nosotros.
Comencemos a abrir el corazón, despertando la atención hacia el
prójimo, a quien es más cercano. Este es el camino para la
conquista de la paz''.
Para
ello el Papa ha pedido ayuda a la Reina de la Paz, la Madre de Dios,
de quien hoy celebramos la solemnidad. Ha explicado que Ella
''guarda las alegrías y desata los nudos de nuestra vida,
llevándolos al Señor... Encomendemos a la Madre el año nuevo -ha
finalizado-, para que crezcan la paz y la misericordia''.
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