Ciudad
del Vaticano, 21 de diciembre de 2015 (Vis).El Papa Francisco ha
intercambiado esta mañana en el Aula Pablo VI los saludos de
Navidad con los empleados de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad
del Vaticano y sus familiares.
Francisco
dio las gracias a todos por su trabajo y por su esfuerzo en hacer
siempre las cosas bien aún cuando no se reconozca. En particular se
dirigió a los que desde hace años desempeñan la misma tarea
reconociendo que la rutina no siempre es fácil de llevar porque las
personas, gracias a Dios, no son máquinas y a veces necesitan un
incentivo o un cambio. ''Gracias -repitió-, continuemos, en los
diversos ámbitos de trabajo, colaborando juntos, con paciencia,
intentando ayudarnos unos con otros''.
El
Santo Padre pidió también perdón por los escándalos que ha habido
en el Vaticano. ''Pero me gustaría -dijo- que vuestra actitud y la
mía, especialmente estos días, fuera la de rezar por las personas
involucradas para que los que se han equivocado se arrepienta y
encuentre el camino justo''.
''Hay
algo más que os quiero decir y que quizás es lo más importante:
-continuó-os animo a preocuparos por vuestro matrimonio y por
vuestros hijos. Prestadles atención, no los desatendáis. El
matrimonio es como una planta. No es como un armario que se mete en
una habitación y es suficiente quitarle el polvo de vez en cuando.
Una planta vive, hay que cuidarla día tras día... El matrimonio es
una realidad viva: nunca hay que dar por descontada la vida de
pareja, en ninguna fase del recorrido de una familia. Tenemos que
acordarnos de que el don más precioso para los hijos no son las
cosas sino el amor de los padres. Y no quiero decir solamente el amor
de los padres por los hijos, sino el amor de los padres entre sí, es
decir la relación conyugal. Es algo que hace bien tanto a vosotros
como a vuestros hijos''.
''Por
eso, antes que nada.cultivad la planta del matrimonio, que sois
vosotros, esposos, y al mismo tiempo, cuidad de la relación con
vuestros hijos, dando aquí también más importancia a la relación
humana que a las cosas. Apuntad a la misericordia en las relaciones
diarias, entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre
hermanos... Cuidemos de los abuelos.
Los abuelos son muy importantes en la familia, tienen la memoria, la
sabiduría. No los dejéis de lado. Cuidad de la paz en la familia:
se riñe también en la familia, todos lo sabemos. Cuando en un
matrimonio no se riñe no parece normal. Lo importante es que la
jornada no termine sin hacer las paces.... ¿Os habéis hecho la
guerra durante el día? ¿Todavía está caliente? No dejéis que se
vuelva fría porque la guerra fría del día después es más
peligrosa que la guerra caliente''.
''El
Jubileo se vive también en la iglesia doméstica, no sólo en los
grandes acontecimientos. Todavía más: el Señor ama al que practica
la misericordia en las circunstancias ordinarias -subrayó Francisco-
Esto es lo que os deseo: que sintáis la alegría de la misericordia,
empezando por vuestras familias... Gracias
por vuestro trabajo, perdón por los escándalos y seguid adelante.
Seguid adelante en esta comunidad y llevad mi saludo y mis mejores
deseos a vuestros seres queridos, a los ancianos y a los enfermos. Y,
por favor, seguid rezando por mí. ¡Feliz Navidad!''.
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